Jorge Rodríguez Corona/A Puerta Cerrada/El Sol de Puebla

 

La inesperada designación de Roxana Luna Porquillo como candidata del PRD a la ‘mini’ gubernatura podría generar erróneas expectativas en el PRI y llevar a este partido a esperar beneficios indirectos que podrían no concretarse.

Por desgracia para el perredismo, la postulación de su candidata será evaluada solo en función de los daños colaterales que pueda generar a los abanderados de PAN y PRI en el proceso electoral y no de las posibilidades que tenga de ganar o de hacer un buen papel durante los comicios.

Eso no es culpa de Roxana Luna, que era la mejor carta del perredismo que rechazó la alianza con el PAN para encarar la elección de este año, sino de una larga historia de ineptitud partidista que terminó en la casi extinción de sus militantes y simpatizantes en el estado.

Sin duda que la abanderada del PRD se convertirá en una feroz crítica del gobernador Rafael Moreno Valle, del PAN y de su candidato José Antonio Gali Fayad, lo cual no significa que vaya a provocar una enorme fuga de votos en la alianza de partidos que postulará al presidente municipal de Puebla con licencia, la coalición “Sigamos adelante”.

A diferencia de Ana Teresa Aranda, que tiene un nicho de eventuales electores mayoritariamente panista, lo que la convierte en la rival de mayor cuidado para el morenovallismo después de Blanca Alcalá Ruiz, la perredista se moverá en sectores sociales que comparten afinidad con el priismo.

Eso significa que a quien en realidad podría disputarle el sufragio de los eventuales electores será a la abanderada tricolor.

El arribo de Luna a la contienda electoral merece un profundo análisis por parte de los equipos de Alcalá y Gali.

A simple vista parece que el único damnificado será el PAN.

Y sí lo será, porque será objeto de la metralla discursiva que se le conoce a la también integrante del CEN del PRD.

Pero no será el único.

El PRI también llevará lo suyo, que vería marcharse hacia el partido del sol azteca un importante porcentaje del voto anti-panista, ese voto que el partido tricolor pretendía capitalizar de manera casi exclusiva.

Y como ya sabe usted que en esto de las contiendas electorales apretadas cobran relevancia unos cuantos puntos porcentuales, más les vale a los personajes centrales del panismo y del priismo hacer trabajos adicionales de prospectiva.

No se trata solo de concluir a quién pegará la inclusión de Roxana Luna, sino de saber cuánto y cómo pegará a cada uno de los actores partidistas.

 

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Han pasado 11 días desde que Ana Isabel Allende Cano dejó la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI y todavía no recibe la llamada telefónica o el mensaje de WhatsApp que le confirme su inmediata incorporación al gobierno de la república, vía la oficina en Puebla de la Secretaría de Gobernación federal.

Cuestionado en privado acerca de las versiones periodísticas que ponen a la ex lideresa del partido tricolor como virtual delegada de la Segob, Juan Molina Arévalo, el delegado que regresó a Puebla después de una corta estadía en Oaxaca para atender asuntos magisteriales, ha respondido que hasta el momento nadie le ha dicho que tendrá que abandonar su cargo para cedérselo a Allende.

Un mal comentario para la ex presidenta del PRI.

La buena noticia para ella es que, aun sin tener instrucciones para marcharse de la Segob, Molina Arévalo no ha convocado a reuniones con los delegados federales desde que volvió de Oaxaca.

Antes de marcharse por primera vez, el delegado recurrió a las juntas colectivas como una herramienta cotidiana de trabajo.

No ha vuelto a hacerlo, lo que podría interpretarse como el entendimiento (no confesado) de aquello que está por ocurrir: su obligada renuncia en el contexto de la coyuntura electoral.

Para mayor información:http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/s1239.htm

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...