Jorge Rodríguez/A Puerta Cerrada/El Sol de Puebla

La promulgación del Sistema Nacional Anticorrupción y el perdón presidencial por el escándalo de la ‘casa blanca’ representan una buena noticia para el PRI. Con estos acontecimientos quedó claro que en Los Pinos ya existe una estrategia política para encarar la elección federal de 2018 y que es el presidente Enrique Peña Nieto quien la encabeza.

El primer movimiento en esta estrategia de resucitación priista corrió a cargo del nuevo dirigente nacional tricolor, Enrique Ochoa Reza, quien en su discurso de toma de protesta lanzó arengas en contra de los políticos corruptos y se comprometió a exigir la fiscalización e incluso destitución de los gobernantes que incurran en estas prácticas, entre ellos los del PRI.

Con sus palabras, Ochoa Reza demostró que al interior del priismo tienen bien claro por qué perdieron 7 de las 12 gubernaturas que estuvieron en disputa el pasado 5 de junio: la corrupción de sus gobernantes.

Por suerte para el priismo, también evidenció que están dispuestos a actuar en consecuencia.

El objetivo no lo dijo pero fue fácil de interpretar.

Lo que buscará la dirigencia del PRI es prevenir una nueva derrota en las elecciones de gobernador del estado de México en 2017, cuna del grupo político que encabeza la administración federal, y evitar una tragedia de dimensiones mayúsculas en 2018, cuando se celebre la sucesión del Presidente.

Como el discurso de Ochoa Reza no es suficiente para convencer a los electores mexicanos de las buenas nuevas intenciones del PRI, menos de una semana después de su apasionado pronunciamiento salió el huésped de Los Pinos no solo a reforzar la estrategia, sino a darle los tintes de veracidad y credibilidad que requería.

Fue el propio Enrique Peña Nieto quien, con la promulgación del Sistema Nacional Anticorrupción y el perdón que ofreció a título personal por la compra de la ‘casa blanca’, contestó las dudas que se habían quedado en el aire tras las advertencias de Ochoa Reza acerca los gobernantes corruptos.

En efecto, además de los gobernadores, el Presidente también tendrá que rendir cuentas sobre su comportamiento como servidor público.

El mensaje presidencial es claro.

Perder entidades como Durango, Veracruz, Quintana Roo y Tamaulipas, donde el PRI había gobernado de manera ininterrumpida, obligó a dar un golpe de timón en el manejo de la imagen política.

Esa es una buena noticia para los priistas de todo el país, pero principalmente para aquellos que irán a las urnas en 2017 o 2018, como los de Puebla.

Hay estrategia electoral en la cúpula partidista.

Eso deben celebrarlo.

Solo habrá que ver qué tan eficiente resulta la estrategia.

Porque sacudirse el fantasma de la corrupción no será tarea fácil.

Para mayor información:https://www.elsoldepuebla.com.mx/columna/43192-/combatir-la-corrupcion-estrategia-del-pri-con-miras-a-2018

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...