Por Carlos Ramírez
Como en política no hay coincidencias, cuando menos cinco hechos revelan al final histórico del sistema político priísta:
1.- El fracaso del joven Aurelio Nuño en la administración tipo 68 del problema magisterial.
2.- La renuncia del veterano Manlio Fabio Beltrones al PRI por su incapacidad para manejar elecciones estatales.
3.- La consolidación de movimientos sociales radicales y violentos operando en los linderos del sistema para reventar el sistema.
4.- La incapacidad –de 1951 a la fecha– del sistema político para administrar la fuerza de la política y el uso arbitrario, irresponsable y peligroso de la política de la fuerza.
5.- El contrasentido de que el PRI siga siendo la fuerza política número uno y en base a su aparato electoral pueda también ganar el 2018, pero en medio de crecientes protestas políticas en las calles.
El escenario mexicano ofrece cinco puntos críticos:
1.- El estallamiento cada vez más seguido, cada vez más articulado y cada vez como la primera instancia de lo que Enzensberger llamó “guerras civiles moleculares”. El sistema político, la política y la estructura institucional no sirve para la movilidad de grupos sociales.
2.- Una crisis típica de ingobernabilidad propia, dice Huntington, de las sociedades en cambio y apertura: cuando la oferta de cambio institucional del gobierno y sus grupos de poder –incluyendo a la oposición- es menor a las exigencias de la sociedad. El espacio de la política no cabe en las instituciones y leyes/reglas pero se niega a cambiar con la misma rapidez que los grupos sociales. Sin el espacio institucional, los grupos sociales pasan directo a la ruptura.
3.- Una crisis en las élites: el joven Nuño y el veterano Beltrones fracasaron en las tareas de administrar temas extremos del sistema. Nueva realidad: una sociedad abierta, un sistema político autoritario acotado por los derechos humanos y una oposición aliada a los mecanismos de control del sistema/régimen priísta.
4.- El riesgo político de una salida populista no por eficaz sino como acto de protesta, aunque en el fondo la propuesta política de Andrés Manuel López Obrador y Morena sea la misma del viejo PRI: el corporativismo controlado del cardenismo. El PRI soltó sectores pero no les dio cauces, y esos sectores están acostumbrados al paternalismo cesarista: el lumpenproletariado de Marx en El 18 Brumario.
5.- Ante un sistema de partidos disfuncional y un sistema de representación inmovilizado por la corrupción, las protestas sociales han usado el carril empedrado de los movimientos sociales radicales populares organizados para la ruptura violenta: poco qué perder, todo por ganar, nada qué negociar.
El contrapunto Beltrones-Nuño era la última oportunidad del sistema/régimen/Estado priísta para modernizarse, pero el primero se quedó pasmado ante la nueva movilidad de la sociedad y el segundo aplicó la mano dura más como autodefensa que como iniciativa. La vieja-nueva política se hundió en una sociedad mayoritaria fuera de control institucional: la oposición ha sido incapaz de captar y reordenar la protesta. Los cambios en el sistema iniciados por Salinas de Gortari carecieron de reformas institucionales integrales.
A la élite gobernante —PRI, oposición, funcionarios, medios– le ha faltado procesar la racionalidad de los conflictos; por eso Beltrones prefirió la graciosa huida partidista y Nuño la apasionada reafirmación en su cargo a pesar de los muertos. Como en toda transición forzada, el viejo sistema/régimen/Estado muere muy rápido pero el nuevo sistema/régimen/Estado aún no alcanza a nacer.
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Política para dummies: La política es la facilidad de ver la claridad en medio de la oscuridad.
Sólo para sus ojos:
• El juego de Juan Pirulero: cada quién atiende su juego. Aurelio Nuño vio su derrota con el diálogo en Gobernación con la CNTE y presuroso dio una conferencia de prensa para decir que no renunciaría.
• Si alguna cabeza va a caer, es la del gobernador aliancista PAN-PRD oaxaqueño Gabino Cué Monteagudo porque es el brazo gobernante de las Sección 22 de maestros. Se ha dedicado a bloquear la reforma educativa gubernamental.
• El mensaje de la crisis violenta en Oaxaca: los movimientos sociales rebasando al gobierno y a los partidos, su organización es verticalista y autoritaria y su espacio de acción está fuera de la ley.
• La internacionalización del problema de la CNTE será mayor –y se sumará– a la del caso de los 43 normalistas. Nadie el el gobierno federal hace análisis político, o si alguien lo hace al final no lo atienden.
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