Columnistas-AlbertoHidalgoMontes

En esta ocasión no tocaré un tema que tenga que ver completamente con seguridad, sino más bien una reflexión social. Esta semana se llevan a cabo en el territorio mexicano los festejos correspondientes al inicio de la independencia del país, que ocurrió ya hace 206 años.

Un gran suceso que dio (en teoría) libertad a un pueblo que en ese tiempo se encontraba oprimido bajo el yugo de la corona española ¿Qué ha cambiado?

Bueno, para poder contestar esto recordaré a mi profesor de historia en la secundaria (cuando aún yo tenía cabello), el profesor Montiel, su manejo de la cátedra era sui géneris, nos enseñó a cuestionarnos todo…a ver más allá de lo evidente (al estilo de aquella caricatura noventera de los Thundercats).

Retumba en mí una declaración que hizo en una fecha como ésta pero de hace ya casi 20 años: “El problema del pueblo mexicano es que somos un pueblo patriotero, no patriota, sólo nos acordamos de México en las fiestas patrias, ¡Ay, sí! ¡Viva México! Pero el resto del año, no se pagan impuestos, los funcionarios y los pseudo ciudadanos se corrompen”.

A 20 años de haber escuchado eso, ¿qué ha cambiado?

Nada. Nos causa indignación la corrupción policial, pero buscamos se nos condone una infracción de tránsito, alegando que “fue mi primera vez”, hacemos política social aquella frase que reza: “El que no tranza, no avanza”. Exigimos que nuestras autoridades sean de excelencia, cuando nosotros no lo somos…los jóvenes exigimos empleos bien pagados cuando sólo se estudia para cumplir un requisito llamado evaluación, exigimos servicios de primera pero sin pagar impuestos

¿Realmente tenemos el gobierno que nos merecemos? Lastimosamente yo siento que sí, que nos hemos vuelto un país de incongruencias. Un ejemplo, en Baja California (lugar donde resido), en las pasadas elecciones intermedias, los alumnos de la Universidad Autónoma de Baja California convocaron a un debate preelectoral, sus demandas eran conocer las plataformas políticas, ya que: “los jóvenes exigían cambios” (o por lo menos eso decían) en el día de la elección, los jóvenes fueron los que más se abstuvieron de emitir sufragio, entonces, ¿De qué se quejan?, como se dice comúnmente por estas latitudes ¿Pa’ qué lloras?

Como el pasado ejemplo podemos enumerar un rosario de incongruencias sociales que nos han hundido en una crisis social sin precedentes que vivimos día día. Es increíble ver videos en redes sociales de migrantes en Estados Unidos quejándose del sistema mexicano, con todo respeto, quejarse como lo hacen cuando muchas veces no pagan impuestos ni aquí ni allá es reprobable.

Es cierto que la clase política en su mayoría es un asco, es cierto que muchos de los gobernantes están para llorar, pero ¿qué hacemos? Se hacen marchas multitudinarias para evitar los matrimonios igualitarios, pero no para protestar en contra de la pederastia en la Iglesia católica, o en contra de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos de los pueblos originarios, o algo más sencillo como la violencia generalizada en el país.

Imagínese, según información del semanario ZETA, mientras en el sexenio de Felipe Calderón se documentaron 83 mil 191 ejecuciones, la administración de Enrique Peña Nieto llegó a 57 mil 410 solo en 32 meses; es decir, de mantenerse el promedio de mil 794 asesinatos mensuales, el mandato peñista registrará alrededor de 130 mil asesinatos (esto sí es alarmante y prioritario).

¿Hasta cuándo entenderemos que somos parte de un ente viviente llamado sociedad y que lo que le afecte a un miembro de ésta, le causará daño tarde o temprano a la estructura entera? Hoy veo la bandera de mi México y sólo me llega una pregunta a la cabeza ¿Qué diría el águila real de nuestro escudo nacional si pudiese hablar? Por lo menos una mentada de madre si nos ganamos… todos.

En fin, viva México.

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Experto en el tema de seguridad y pandillas.