Por Abel Pérez Rojas

“Algún día nuestros registros sobre lo cotidiano
serán valorados en su justa dimensión”.
Abel Pérez Rojas 

Es importante la documentación de la vida cotidiana de una comunidad, porque refleja la forma de pensar, de organizarse, de encarar las diversas problemáticas y de cómo éstas se han ido gestando frente a la mirada de todos. Es antropología, es etnografía, es historia.

Aún es más importante cuando se trata de hechos que saliendo de la llamada “normalidad”, conforman sucesos, hitos que no pueden pasar inadvertidos, puesto que podría alimentarse un círculo vicioso y repetir la historia en el futuro

Y ya sabemos lo que es la historia prolongada en el porvenir: el cumplimiento del fatal destino en el cual  unos pierden y otros ganan, en vez de buscar formas en las que haya diversas maneras en que todos tengan ganancias: unos físicas, otros económicas, otros espirituales, otros de prestigio.

Tuvimos oportunidad de comprobarlo cuando el pasado 3 de marzo se desplomó la última loza de la techumbre de la nueva catedral en construcción en San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca. Fue tal el impacto que los noticieros estelares nocturnos de la televisión nacional abrieron su transmisión con esta información.

Después de largas horas de angustia e insomnio y las labores de rescate, el saldo del fatal accidente quedó en cuatro muertos, diecisiete heridos y varias familias afectadas de diversa manera.

La falta de previsión y el cumplimiento de las garantías mínimas de seguridad social para los trabajadores, propició que no pudieran acotarse las desgracias.

Ante situaciones como ésta, al periodista corresponde hacer los señalamientos del caso, incidir sobre aquello que pudo haberse hecho mejor. Lejos de ser una animadversión personal hacia tal o cual personaje, lo único que se busca es subrayar aquellas acciones que deben corregirse para evitar que se repitan las pérdidas.

En este sentido van las crónicas de nuestro querido amigo Luis Fernando Paredes Porras, director de Sabersinfin.com Sureste.

También por él supimos de los testimonios, del dolor de las familias desamparadas y de los convalecientes que iban de un lugar a otro buscando su rehabilitación y tratando de ser apoyados por sus patrones, y el desbordamiento de la solidaridad del pueblo.

Cuatro enseñanzas refiere Luis Fernando que ha dejado este lamentable suceso, del que tenemos que aprender para no repetir las desgracias, hasta donde sea posible.

La primera: el pueblo mexicano es solidario, sin embargo no hemos sido educados para hacerlo un modus vivendi, porque respondemos a hechos concretos, pero nos cuesta trabajo extenderlo, por ello, en este caso no se previó la importancia de la seguridad social de los trabajadores.

A pesar de todo, la solidaridad social es como un destello que mantiene vivo el tejido social, y  vivir con inteligencia espiritual, nos prepara para lo que ineludiblemente se vive en todas las ciudades, es el contenido de la segunda enseñanza.

La salud es la mayor riqueza con la que cuenta el ser humano y no por las condiciones laborales debemos obligarnos a perderla”, es el tercer aprendizaje.

Como cuarta reflexión dice Luis Fernando que la cultura del agradecimiento permite dar continuidad a los círculos bondadosos de hacer el bien. Eso se muestra porque los sobrevivientes al accidente han realizado una serie de visitas hasta Cosamaloapan, Tierra Blanca y Puerto de Veracruz, para agradecer a quienes les atendieron, y esto “es una forma de que los destellos no se queden en eso”, sino que se extienda su influencia.

Este ejercicio de registro dota de material para la reflexión colectiva no sólo de los lugareños sino de quienes seguimos con interés el caso a la distancia. 

Abel Pérez Rojas es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com. 

@abelpr5

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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