Por Juan Carlos Lastiri
Todos sabemos de los problemas económicos por los que atravesó Grecia hace unos meses, mismos que generaron incertidumbre en todos los mercados.
Había una negativa del Gobierno de este país por aceptar las condiciones que sus acreedores daban para que la economía se recuperara. Después de un estira y afloja, finalmente el Gobierno aceptó las condiciones, el problema se contuvo y la economía mundial se estabilizó.
Hace unos días se realizaron elecciones en este país y el partido de izquierda dominante mantuvo el poder, sólo que ahora no fue con promesas de bonanza económica, sino con la idea de un camino difícil pero necesario para salir de su situación, en pocas palabras una fuerte disciplina fiscal y de gasto.
Cada vez son más constantes los problemas económicos en los países llamados en vías de desarrollo por situaciones externas, la globalización muestra sus efectos cada vez de forma más constante y ante esto, no hay mucho que hacer más que mantener una base económica sólida que permita sortear de la mejor manera estos eventos.
México quizá es uno de los países que mejor ha entendido esto y por eso se ha mantenido en una disciplina macroeconómica que le ha permitido sobrellevar de la mejor manera los choques externos, y para muestra algunos datos de nuestra economía.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se observa que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre de 2015 se ubicó en 2.2% en su comparación anual. Esto quiere decir que la economía mexicana continúa creciendo más que durante el mismo periodo del año pasado, más rápido que durante todo el año 2014 y más de lo esperado por los analistas en sus estimaciones más recientes.
Esto, en gran parte, ha sido posible porque la disciplina financiera de México se ha diferenciado de otras economías emergentes, por el ajuste ordenado frente a las menores expectativas de crecimiento global y la caída tanto en el precio como en la plataforma de producción de petróleo.
Dentro de los factores que podemos mencionar como condicionantes del crecimiento que ha tenido nuestra economía en este contexto adverso están un buen desempeño del consumo en un contexto de baja inflación reflejado en el crecimiento real anual de 6.3% de las ventas de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales a tiendas totales, durante el periodo enero-julio de 2015; la dinámica del sector automotriz que destaca con una expansión anual en la fabricación de vehículos de 6.7% en enero-julio, al ubicarse en 1.98 millones de unidades, mientras que las ventas al público de autos aumentaron 20.9% anual y las exportaciones automotrices avanzaron 9.5% en el periodo enero-junio; y algo muy importante es que estamos entrando en este proceso de sustituir las exportaciones petroleras, por lo que es de mencionar que las exportaciones totales no petroleras presentaron a su vez un incremento de 3.6% en el primer semestre.
Este comportamiento hace que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público establezca su estimación de crecimiento del PIB para 2015 en un rango de 2.0 a 2.8 por ciento. Siempre se ha dicho que este rango de crecimiento no es el óptimo para nuestro país, pero debemos recordar que hoy más que nunca las externalidades económicas afectan el desempeño de todas las llamadas economías emergentes, para muestra Brasil que hoy está en una crisis que pude arrebatarles muchos logros sociales.
Sin duda, el manejo macroeconómico y la disciplina fiscal que han caracterizado al Gobierno del Presidente Peña hoy muestran su efectividad para hacer que, ante recesiones de las economías más poderosas, nuestro país siga creciendo y por tanto impulsando el desarrollo, y esto lo muestra la dinámica que se genera en términos económicos a pesar de las adversidades.
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