Enrique Núñez/Contracara/Intolerancia Diario
No cabe duda que soportar durante años el carácter desenfrenado del jefe en algunas ocasiones tiene su retribución.
Aunque usted no lo crea, evadir celulares voladores, recoger del piso pesados expedientes, aguantar los gritos histéricos por el auricular del teléfono, desvelarse hasta altas horas de la madrugada hasta ser notificada que el jefe ya duerme, así como una larga lista de humillaciones, puede resultar bien gratificado.
El mejor de los ejemplos lo tenemos en la eterna secretaria privada del Señor de Los Cerros, quien gracias a su “heroica” paciencia, se convirtió en la secretaria particular de Rafael Moreno Valle.
Y aunque francamente no sé si es privilegio o castigo, todo indica que Mercedes López Aguilar está convencida que los beneficios del poder bien valen tener que soportar la peor de las humillaciones.
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