Selene Ríos/ Dios en el Poder / Periódico Central
Creo que en próximas semanas anunciaré mi retiro definitivo de las columnas políticas. Ya no tengo manos, uñas, estómago ni hígado para seguir viendo esto. Si miro de un lado, el gobernador Rafael Moreno Valle se concentra en armar una campaña de linchamiento público contra el alcalde de Ajalpan por el linchamiento de los hermanos Copado Molina, en lugar de escandalizarse por la barbarie en aquel municipio.
Si volteo hacia el PRI, Mario Marín presume una fotografía con su líder nacional, Manlio Fabio Beltrones, como si fuera la gran estrella del priismo en Puebla. —La foto Beltrones-Marín causó revuelo. Lo que más me llamó la atención fue la cabeza brillante del líder nacional y por supuesto, que Marín y su sirviente llevaran una corbata del mismo color y de la misma marca. Eso está de locos—.
Me rindo. Soy muy joven para acabarme la jovialidad en tanta desavenencia política o gubernamental. Mejor me dedico a hablar de libros, a hacer reseñas simpáticas y coquetonas de estos o de recetas de cocina. Por ejemplo, mi primera entrega en esos ámbitos podría ser una crítica a la obra del mexicano Guillermo Fadanelli, entre su gran arsenal literario, estoy a punto de atreverme a decir que “Mis mujeres muertas” es su mejor creación. El narrador es simpático, fluido, creativo, a diferencia de la atormentada voz que predomina en “Escuela de Topos”, y muy alejado de la estridente maldad de “Lodo”.
Uy no, si me dedicara yo a eso de la crítica literaria, la venta de libros se dispararía. Okei no, divagué. Pero estoy segura que sería mucho más productivo discutir de letras que hablar de la indignante escena que protagonizaron algunos pobladores de Ajalpan —ligados tristemente a Antorcha Campesina— al quemar vivos a José Abraham y Rey David Copado por la supuesta confusión con unos secuestradores.
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