Jorge Rodríguez Corona /A Puerta Cerrada/El Sol de Puebla
Perder 9 de 16 distritos electorales federales en los comicios de este año le sirvió al equipo de operadores del morenovallismo para apretar tuercas y reforzar estrategias de cara al proceso de sucesión que se avecina.
A diferencia del sexenio anterior, cuando el carro completo en la elección de diputados federales de 2009 le dio a Mario Marín Torres y al PRI la confianza que más adelante se convertiría en factor de peso para concretar su tragedia política, los morenovallistas aglutinados en torno al inquilino de Los Fuertes hasta celebran ahora lo ocurrido el pasado 7 de junio.
Después del obligado periodo de reflexión que les llevó a digerir la derrota frente al tricolor en 9 de 16 distritos, tres de ellos en el municipio de Puebla, los integrantes del ‘war room’ morenovallista consideran que ese resultado electoral los hizo detectar fallas que no habrían podido advertir en la victoria.
Quizá tienen razón.
Una de las conclusiones relevantes, que salió a flote después de los comicios del 7 de junio, tiene que ver con la unidad interna.
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