Por Carlos Ramírez
Decepcionado porque el voto de la clase media y el voto útil no le alcanzará para ganar los sufragios necesarios en las presidenciales del 2018, Andrés Manuel López Obrador dio un giro estratégico y comenzó a armar una alianza con los sectores radicales antisistémicos de la ultraizquierda.
El acuerdo político con las secciones magisteriales 22 de Oaxaca y 14 de Guerrero adelantó el programa político del tabasqueño: la entrega de la educación pública a los grupos magisteriales radicales a cambio del voto en las elecciones. Pero hay indicios negativos: el fracaso de la candidatura de Morena en Guerrero fue asumido como un voto en contra de la promesa de López Obrador de darle el manejo de la SEP guerrerense a los maestros de la Coordinadora estatal.
En Oaxaca, Morena repetirá el modelo: López Obrador se comprometió a regresarle el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, IEEPO, a la Sección 22, luego de que una decisión de Estado disolvió el organismo y creó uno nuevo para anular la Minuta, que obligaba al gobierno estatal a entregarle el manejo de la educación al magisterio radical.
Lo malo para López Obrador fue el mensaje electoral de Guerrero. El candidato de Morena a Gobernador, Pablo Sandoval, quedó en quinto lugar, con apenas el 2.7% de los votos, abajo, inclusive, del 4.4 de votos nulos. Más aún, el PRI derrotó a la candidata del PRD a gobernadora, Beatriz Mojica, no sólo por la responsabilidad histórica del PRD en la desaparición y asesinato de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, sino por el caos e inestabilidad en el estado por las marchas y agresiones violentas de maestros contra la reforma educativa federal.
En Oaxaca, la Sección 22 de maestros se apoderó de la capital del estado y desató la violencia política desde 2006, sin que la victoria de su candidato, Gabino Cué en el 2010, hubiera aplacado las ambiciones magisteriales.
La falta de energía del gobernador, la exigencia de la 22 de aprobar su propia ley educativa estatal contraria a la federal y las protestas porque la reforma en el IEEPO le quitó a la sección sindical el control del magisterio estatal, hartaron a la ciudadanía y en las elecciones locales del 2013, el PRI recuperó la alcaldía de la capital y domina el congreso local con 17 diputados, contra 10 del PRD y 9 de Morena.
El juego de López Obrador es personal y en función de su candidatura presidencial para el 2018. Por ello, en Oaxaca Morena irá con su propio candidato y con ello romperá la alianza de toda la oposición contra el PRI, dejando sólo la coalición PRD-PAN, lo que implica una fractura en la gran alianza opositora. Sin un frente común opositor, el PRI arranca con ventaja en la elección de gobernador oaxaqueño para el 2016.
El dato revelador sobre la crisis magisterial radica en el hecho de que la decisión de disolver el IEEPO, para quitarle el control de la educación a la Sección 22, fue celebrada por todos los grupos sociales y políticos; y a pesar del repudio social contra los maestros por su lucha callejera por el control de la educación, López Obrador decidió adoptar electoralmente a los maestros.
La 22 tendrá que pagar una parte de la factura política porque hasta ahora, desde su nacimiento como grupo radical en 1978, había evitado la partidización de su movimiento. Y al pasar su lucha a la agenda de Morena y de López Obrador, la agenda magisterial se politizó y dejó de ser educativa. Al final, a la 22 le va a ocurrir lo mismo que al Sindicato Mexicano de Electricistas: perdió capacidad de negociación al perredizarse.
El salto estratégico de López Obrador al abandonar el voto de la clase media y del voto útil para aferrarse al voto de los grupos radicales, tendrá que pasar la prueba de fuego del consenso electoral; pero hasta ahora, los grupos radicales antisistémicos no generan tendencia electoral, aunque serán útiles más para las protestas poselectorales que para llevar sufragios a las urnas.
En Oaxaca, la 22 se salió de las elecciones y dejó al PAN y el PRD en manos de la reestructuración priísta. Hasta ahora, la fuerza de la 22 estaba en la movilización callejera para toma de carreteras, plantones y marchas. pero con maestros obligados a asistir a las protestas como una exigencia para cobrar sus quincenas en el IEEPO, controlado por la 22. En cálculos hasta un poco inflados, apenas el 10% de los 85 mil maestros es de activistas convencidos en las marchas.
Por lo pronto, en el análisis prospectivo de las presidenciales de 2018 habrá que incluir como variable lopezobradorista la alianza de Morena con los grupos radicales antisistémicos, para participar en el proceso sistémico de las elecciones para escoger gobernantes. Lo que faltará por ver será si esos grupos organizados contra el sistema político irán a las urnas para reforzar la existencia del sistema.
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