Por Guillermo Alberto Hidalgo Montes

El 25 de Octubre pasado se publicó en el diario el Universal una nota de la autoría del periodista Jaime Contreras, donde expone de manera muy elocuente que, de los 15 millones de armas de fuego que ilegalmente han entrado a México en los ejercicios 2012, 2013, 2014 y hasta el periodo de junio de 2015, se estima que 10 millones se encuentran en manos del crimen organizado. 

Estudios realizados por el Instituto de Geografía y Estadística (Inegi) revelan que en México, casi 10 de los 15 millones de armas ilegalmente introducidas están en manos de la delincuencia organizada, es decir, 65 por ciento del total. Y más aún, de las 252 mil que ingresan anualmente por la frontera norte, las autoridades respectivas sólo logran incautar poco más de 35 mil, lo que significa apenas 14 por ciento del total.

Incluso, el secretario de la Comisión de Estudios Legislativos, Zoé Robledo, sostuvo que el incremento de la circulación de armas de fuego de manera incontrolada e ilícita “es uno de los principales problemas que enfrenta la sociedad mexicana”

Sin duda alguna esta afirmación crea polémica debido a dos factores:

1.- Los delincuentes se dedican a delinquir, es decir, a la transgresión sistemática de lo socialmente establecido; si no consiguen las armas en Estados Unidos, no se preocupen ni se acongojen, que de otros lados las conseguirán, por ejemplo, la triple frontera (Paraguay, Argentina y Brasil, uno de los mercados más grandes de armas clandestinas a nivel global).

2.- Si el 65% de las armas van a delincuentes…entonces…si las matemáticas no me traicionan, eso quiere decir que el 35% restante van a civiles que tienen la necesidad de tener un arma de fuego para defender su integridad física, la de su familia así como su patrimonio.

Este dato es de lo más alarmante para el gobierno, ya que como lo he mencionado en reiteradas ocasiones, es un hecho el hartazgo de la sociedad ante la incapacidad de tener aseguridad de sus gobernados y la ciudadanía ha comenzado a armarse, incluso, desde hace años, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha roto sus records de venta de armas a civiles, pero ese no es el problema, ya que esas están registradas, el problema son las miles de armas que no se registran.

Tenemos una Ley de Armas de Fuego y Explosivos anacrónica, inoperable, que se creó en la década de los 70 y que es lo más restrictiva posible para evitar que los grupos subversivos, que en este tiempo operaban en territorio nacional, se armasen, pero hoy en día, es mejor saber que una pistola calibre 45 es propiedad de Don Juan Charrasqueado a no saber dónde está esa arma.

Sin embargo, cabe señalar que se quiere regular de una manera mucho más férrea el uso, la posesión y el tráfico de armas de fuego en nuestro país y que, además, se persiga de oficio y como delito grave a quienes las detenten sin permiso alguno, y esto definitivamente es una aberración, una falacia, pues las armas no matan personas, las personas matan personas, hasta cuándo se entenderá eso. Como ejemplos podemos poner a Argentina, Suiza, España, Canadá (para no mencionar a Estados Unidos) hay muchos casos exitosos donde la regulación racional da excelentes resultados, sin embargo eso no se entiende en México, ¿o qué? ¿La Ley seca de los 20 y 30 acabó con los ebrios en Estados Unidos?, al contrario generó los peores delincuentes del país del norte…incluso hasta generaron dinastías políticas como la de los Kennedy…¿Acaso sucederá esto en México?

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...