Colonialismo no se erradica de un momento a otro: historiadora
Colonialismo no se erradica de un momento a otro: historiadora. Foto: Especial
Colonialismo no se erradica de un momento a otro: historiadora
Colonialismo no se erradica de un momento a otro: historiadora. Foto: Especial

El colonialismo no termina con la fundación de sociedades democráticas ni se erradica de un momento a otro, indicó Nathaly  Rodríguez Sánchez, doctora en historia, al hablar del libro “Quinto centenario de América Latina ¿descubrimiento o encubrimiento?” de Ignacio Ellacuría.

Lo anterior lo dijo al inaugurar una serie de espacios dedicados a la reflexión sobre la colonialidad del pasado y el presente en la universidad Ibero campus Puebla.

A decir de Rodríguez Sánchez, el texto asume la necesidad de acabar con la glorificación de la Colonia, critica la estructura de poder subyugante de la Iglesia católica e invita a reflexionar sobre la prevalencia de la colonialidad en la actualidad.

Aseguró que los procesos de dominación se reproducen como matrices culturales a través del racismo, la desigualdad de género y la fe católica.

Por su parte, Juan Pablo Orozco Salazar, consideró que Ignacio Ellacuría, pensador jesuita abatido en 1989 por sus ideas contrahehemónicas, expandió la responsabilidad a un sistema de “pecado estructural”, donde una cosmovisión impositiva y basada en lo individual se contrapone a los paradigmas de cuidado comunitario de los pueblos originarios. Una dinámica del vivir bien contra el vivir mejor.

Mientras, Armando González Meneses, mencionó que Ellacuría propone que el aparato colonizador responde a intereses particulares que reproducen prácticas de poder.

Agrupó las colonialidades en expresiones territoriales e ideológicas. Las primeras suponen el ejercicio de una gobernanza que saca ventaja de los recursos; las segundas, la construcción de una realidad idílica a costa de los saberes de las poblaciones.

Sostuvo que aún bajo la bandera de la buena voluntad, las prácticas de dominación están presentes en la realidad actual; el discurso del progreso continúa como el camuflaje ideal muchos abusos y el gran reto es que sea posible construir alianzas de colaboración equitativa para “reconocernos como sujetos, no como objetos”.

Por último, los participantes cuestionaron las  formas en las que las propias universidades y sus poblaciones reproducen las prácticas colonialistas. Acorde al pensamiento ellacuriano, las instituciones educativas tienen la encomienda de convertirse en foros creadores de utopías que vinculen al alumnado con la realidad, dijeron.

Por ello, sostuvieron que la descolonización debe ser un proceso continuo y consciente a partir de cambios no violentos, pero que tampoco admitan la violencia estructural.

R: DJ

Editado por: Miguel Ángel Madrid Brizuela.

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