*Por: Mtra. Rocío Barragán de la Parra

Seguramente has oído hablar sobre el síndrome del impostor, lo reconoces o incluso en alguna ocasión has sentido que lo padeces. En cualquiera de los casos lo importante es hacer un análisis concienzudo sobre los factores que lo generan y trabajar en superarlo. De acuerdo a la psicóloga Eliana Álvarez (M.N. 68.245) al sitio TN, ésta es una condición psicológica que afecta hasta un 70 por ciento de las personas en algún momento de sus vidas.

El síndrome del impostor, llamado también síndrome de fraude se relaciona con la incapacidad de algunas personas para asimilar sus propios logros. Afecta a un gran número de profesionales y figuras públicas y, si bien no está tipificado como trastorno de enfermedad mental, sí se considera un problema psicológico importante no sólo por los trastornos que genera, sino por la gran cantidad de personas que lo manifiestan y que los lleva a vivir con un miedo permanente a ser descubiertos como “mentirosos”.

Entre los síntomas más frecuentes destaca el miedo constante a ser “descubiertos” como “fraude” y, por ende, decepcionar las expectativas que otros tienen sobre ellos.

Este síndrome es originado por una o varias de las siguientes causas:

Baja autoestima
Inseguridad personal, familiar o social
Tristeza, ansiedad, insatisfacción o depresión
Formación académica percibida como irrelevante
Críticas negativas durante la infancia o adolescencia
Experiencias traumáticas durante el desarrollo psicoafectivo
Incapacidad para disfrutar lo logrado
Sensación de que lo realizado puede mejorar pues quizás no se realizó el esfuerzo adecuado

La Dra. Valerie Young, experta en el tema categorizó diferentes tipos de impostor https://thehappening.com/que-es-el-sindrome-del-impostor/

El perfeccionista: Aquel que se establece metas excesivamente altas y cuando no alcanza alguna de ellas duda de sí mismo y considera que no está a la altura de la situación. Consciente o inconscientemente, este tipo de personas son más proclives a mantener el control pues piensan que, para que las cosas salgan bien, deben hacerlas ellos mismos.

La súper mujer o súper hombre: Se consideran impostores entre los demás, por ello y para validarse se esfuerzan por hacer más y más, para lograr estar a la altura de lo que el otro piensa o espera. Éste es un falso encubrimiento de sus inseguridades por lo que normalmente se sobrecargan de trabajo poniendo en riesgo su descanso, su salud y su relación con los demás.

El genio natural: Éste se concibe como un genio natural y así juzga y evalúa su facilidad y rapidez para resolver, comparado con los esfuerzos realizados para lograrlo; por lo que, si se demoran en realizar algo o dominar cierta tarea, siente vergüenza o frustración. Se autoimpone una vara muy alta y, al igual que el perfeccionista, cuando no puede hacer o resolver rápidamente se angustia o alarma.

El solista: Considera que pedir ayuda revelará su falsedad y si bien es valioso ser independiente, la distorsión se da al considerar rechazar la ayuda con tal de demostrar su valor.

El experto: Mide su capacidad competitiva en el qué y en el cuánto sabe, puede o hace; por ello cree que nunca sabrá lo suficiente eso lo pone en riesgo de ser expuestos como ignorante o inexperto.

Para superar este problema es necesario estar consciente de que se padece, para desde el reconocimiento empezar a desmantelar los juicios que lo fundamentan e instalan en el sistema de creencias, para lograrlo es importante:

Identificar y analizar los pensamientos negativos para entender qué los origina y porqué están generándose
Reconocer las verdaderas limitaciones de aquellas que son vencibles o inclusive no existen
Reconocer las fortalezas y lo logrado y cosechado a través de ellas
Desmarcarse de las opiniones de los otros, pues si bien éstas pueden servir como insumo para el análisis y la mejora personal; nunca determinarán lo que la persona es y vale.
Separar las expectativas de los demás de las personales y sobre ello priorizar.
Reconocer que el ser humano es perfectible y no lo sabe todo, por ende, está sujeto a equivocarse y a seguir aprendiendo; ésa es la riqueza y la grandeza del desarrollo personal.
Haz un “inventario” de logros, al sistematizarlos será más fácil clarificar quién eres y lo que vales.
Acepta la ayuda, es una manera de agradecer, pero también de aprender y relacionarse con los otros.
Visualizarse como un aprendiz de vida, siempre dispuesto para conocer nuevas cosas o verlas desde nuevas ópticas.
Controlar la voz interior que distrae y te boicotea, lo que difiere del ejercicio profundo y enfocado de la reflexión que permite un crecimiento espiritual pleno y balanceado.

*Maestra en Mercadotecnia, Licenciada en Ciencias de la Comunicación, académica certificada por la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración (Anfeca). Con diplomados en Innovación para el aprendizaje, Desarrollo integral, Investigación educativa, Didáctica, Desarrollo de habilidades de pensamiento, y Great Place To Work (GPTW), certificada como coach Internacional por ICT (International Coaching Technologies). Actualmente coordina es Directora de Promoción en la Universidad Iberoamericana Puebla donde también se ha desempeñado como coordinadora de la Licenciatura, de Admisiones y del Diplomado Marketing 3.0 en el área de Educación Continua. Gestora en el diseño e implementación de planes curriculares de la Especialidad, docente de licenciatura y posgrado, consejera y asesora de tesis. Se desempeña como guionista independiente, consultora de mercadotecnia, conferencista en diversos foros de la especialidad y escritora certificada de casos reales con la metodología de la Escuela de Negocios de Harvard e Ivey Canadá.

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