– La calidad de vida en puebla

– Las redes sociales y los periodistas irresponsables

Podríamos hablar, como los políticos de muchos conceptos que requieren una atención urgente, en la zona metropolitana de puebla, sin embargo la valoración de lo urgente es menester de las autoridades municipales, ahora que se están estrenando como tales.

Pues bien, como dije antes, podría señalar conceptos como; el control del crimen, la pobreza urbana, el problema del transporte, la infraestructura de vías de comunicación o de la gobernabilidad metropolitana.

Son muchas las necesidades y para solucionar las urgentes, no es necesario que se traigan especialistas de otras entidades o de otros países, toda vez que en Puebla se encuentran muchos y valiosos profesionistas, así como empresarios exitosos que bien pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de los poblanos. Ya basta de ver favoritismos, como en otras ocasiones se ha hecho, para con los amigos de quien ahora gobierna, no es posible seguir así, como tampoco es posible que las denuncias mediáticas queden sin una formalidad legal para responsabilizar a quienes hicieron mal su trabajo en trienios anteriores, dado que de quedar solo en dicho, las actuales autoridades se convertirán en cómplices de quienes afectaron a la ciudadanía.

Es necesario que los añejos vicios comiencen a desparecer, pues desde ahí podría comenzar la modernidad, y para expresar el sentimiento del pueblo en forma coloquial, hago referencia una reflexión de la novela “La vida inútil de Pito Pérez” del escritor mexicano José Rubén Romero, publicada en 1938.

“Lo que cambia a los hombres son niveles de las dimensiones de los empleos, pero los tontos y los pillos igualmente lo son de alcalde de pueblo que ministros de estado”.

Y en puebla, veremos y diremos.

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De las redes sociales y los periodistas irresponsables

Desde que los ciudadanos comenzaron a utilizar los aparatos “inteligentes”, es decir los teléfonos celulares, muchos se comenzaron a sentir camarógrafos, fotógrafos profesionales y hasta reporteros.

Peor aún, con el uso de las redes sociales y el exceso de información, comenzaron a causar confusión, pues aparecieron muchos expertos en tecnología, medicina y hasta en el tratamiento climático global.

La confusión se vio mas acentuada durante la pandemia de Covid-19, que en muchos casos, la réplica sin escrúpulos de datos no comprobados, incrementó el miedo entre la población.

Pero vayamos al punto; debido a la confusión se ha dañado mucho a la sociedad.

Lo peor es que algunos periodistas irresponsables se basan en datos imprecisos de la ciudadanía, dando a conocer en el momento e ‘improvisadamente’, datos que formarían una noticia, pero cuando son imprecisos no deben publicarse como tal, pero hay quien lo hace con el argumento de que “todos somos reporteros”, lo cual me parece hasta irreverente para quienes han logrado en su vida esa noble profesión, la de reportero, el quehacer diario que va forjando a las personas en diferentes ámbitos de la sociedad, con muchos sinsabores, que a la larga se convierten en orgullo.

Para precisar el concepto y labor del reportero, él antes de contar una noticia ha realizado una investigación sobre un tema y además se ha acercado a los hechos de manera directa y personal.

Lo relevante de este asunto es que la necesidad de información de la sociedad es mucha, y es ahí en donde radica la responsabilidad de los medios de comunicación, para ello es recomendable ubicar a cada uno en su lugar, los buenos, los malos y los tendenciosos, que yo diría quienes son imprecisos son malos informadores, pues no se debe olvidar la máxima que dice “La noticia debe ser veraz, oportuna y objetiva”.

Como la sociedad ya maneja muchos conceptos en cuanto a la información, entonces ya debe ser responsable para saber elegir a los buenos medios de comunicación.
El estúpido concepto las fake news, o Noticia falsa.

Reitero, si la noticia tiene datos falsos, no puede ser noticia, simplemente es una mentira y ya.

No se puede vivir en medio de “noticias” falsas, porque estas no son noticias, sino simples rumores, falsedades propiamente dichas o simplemente mentiras, pero nunca se les puede llamar noticias.

Me refiero a ese concepto que ya muchos ciudadanos utilizan comúnmente. En este sentido vale la pena pedir a la ciudadanía limite no solo el uso de ese anglicismo, sino la réplica de información no confirmada, o que al menos provenga de un dudoso medio.

Esto a pesar de que tengo que reconocer que siempre han existido las noticias engañosas, pero a partir del surgimiento de Internet y de nuevas tecnologías de comunicación e información, las, para mi mal llamadas, noticias falsas (Fake News) han proliferado a lo largo y ancho del planeta.

Tal vez sea hora de limitar la propagación de ese término que, lamentablemente, es utilizado para conceptualizar la divulgación de material que provoca un peligroso círculo de desinformación.

Sin embargo considero que siendo responsables, medios de comunicación y sociedad, coadyuvarán para mejorar este mar de confusión que se ha acelerado desde que aparecieron las benditas o malditas redes sociales, no sé cómo llamarles.

Es hora de cambiar, pero la actitud de los ciudadanos.

¿No cree usted?