Los populistas aprovechan la crisis como parte de su estrategia política. En 2018 el líder del partido que hoy gobierna usó la pobreza, el desempleo y la desigualdad social como base para conseguir un apoyo electoral duradero, que lo mantiene con altos niveles de popularidad.

No importa si el personaje se encuentra en un partido de derecha o de izquierda, puede ser populista.

Entre las características del populismo se encuentran la tendencia a “defender los intereses y aspiraciones del pueblo”, aunque en realidad se busque un liderazgo personalista y un vínculo con los votantes “no institucionalizado”.

Por eso personajes como Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Andrés Manuel López en México atacan a las instituciones que ven como enemigas que limitarían en un futuro cercano su poder, además polarizan para destruir el pluralismo, una de las características de la democracia.

Sin un vínculo institucional con las personas, lo más lógico es considerar a las instituciones como enemigas.

Los populistas arriban al poder por la debilidad institucional, sobre todo, del sistema de partidos; sin embargo, son los temas los que generan el vínculo con los votantes. Existen líderes que usan la inflación para promover un liderazgo, otros, los conflictos armados, la pobreza o el desempleo.

El tema tratado recientemente fue la falta de medicamentos y tratamientos. La esposa del gobernador de Nuevo León Samuel García, Mariana Rodríguez, subió un video a su cuenta de Twitter en el que se cortó el cabello para apoyar a los niños con cáncer.

Dicha acción polarizó a la sociedad. Hubo personas que respaldaron el acto de empatía y otras no. En minutos, la pareja emanada de un partido que se ha desmarcado de la alianza política opositora al régimen actual se apropió de la aceptación social, una parte que presumía estar en contra de la forma de gobierno que se instala en México. Muchos actores incluso atacaron a las personas que no vieron en la primera dama un hecho desinteresado.

Es así como el populismo renovado sigue encantando a los electores. En este caso la crisis aprovechada fue “la falta de medicamentos”. Y aunque no se dio una solución real del problema sirvió para ganar simpatías no institucionalizadas y polarizar a la oposición política.

La sociedad mexicana sigue siendo engañada por el discurso populista, cuyo objetivo final es el culto a una sola persona que debilita las instituciones para instalarse permanente en el poder y destruir con ello a la democracia.

@MaritzaMena7

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