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El abanico de Acción Nacional en Puebla está dividido, dos grupos se pelean el derecho de moverlo, quizá ambos tengan razón en su intención, incluso derecho a hacerlo, y también muy posiblemente en ambos grupos prevalece la idea de que este primer encuentro puede ser demoledor en la batalla del 2024.

Y ese número, casi mágico, anima a otros intereses a soplar a favor o en contra del abanico.

Para los observadores no panistas el asunto central es definir cuál de los dos grupos estaría siendo animado desde Casa Aguayo para retener o arribar al poder.

Quienes así piensan ven que las figuras para encabezar las candidaturas por Morena están un poco amarradas a los intereses nacionales. Ignacio Mier a los deseos de Mario Delgado y éste a Marcelo Ebrard; Alejandro Armenta al futuro de Ricardo Monreal. Y después algunas figuras no muy representativas pero con relaciones en el entorno de los mandos del movimiento, no precisamente del Presidente.

Dicho de otra forma, hasta ahora el Presidente no ha dado visos de tener candidato o candidata y eso ayuda a las especulaciones y anima al gobernador a sentirse con poder suficiente para influir en quién será el candidato ganador, aunque eso no signifique precisamente que su elegido o elegida, sean militantes de Morena.

Históricamente solo un gobernador ha podido dejar a su sucesor, Rafael Moreno Valle dejó a Tony Gali y a Martha Erika Alonso, aunque los resultados finales no hayan sido los pronosticados por el difunto.

Todos los anteriores se quedaron con las ganas, no pudieron ni influir, ni recomendar al candidato.

Decía Campoamor que “todo es del color del cristal con que se mire”, y ese ángulo sólo lo sabe el gobernador quien quizá esté pensando trascender de igual forma y dejar sustituto.

Y ahí entra el asunto de Acción Nacional.

Los grupos que se confrontan representan intereses diferentes al interior del panismo, ambos han tenido su momento estelar y ninguno está dispuesto a dejar espacio al otro. Los nombres sobran, están en boca de todo mundo.

La convocatoria a elegir a la directiva estatal del PAN está en marcha, las elecciones del 14 de noviembre dejarán a uno de los dos bandos en oportunidad de construir, o reconstruir, ordenar, o reordenar, su posición con miras al 2024 y quizá, alguno de los dos bandos, sea alentado a mover el abanico desde el mismísimo poder del gobernador.

Y habrá que ir viendo las fintas, las señales. Eduardo Rivera habrá de gobernar el municipio; Genoveva Huerta habrá de legislar. ¿Quién de los dos se atreverá a confrontar al gobierno de Barbosa? Este quizá sea el escalón resbaladizo que alguno tendrá que intentar subir.

O por lo menos, así me lo parece.

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Video en: https://youtu.be/yx0WiikeMoU

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