Santuario de ballenas y pinturas rupestres, patrimonios de BCS
Santuario de ballenas y pinturas rupestres, patrimonios de BCS. Foto: Especial
Santuario de ballenas y pinturas rupestres, patrimonios de BCS
Santuario de ballenas y pinturas rupestres, patrimonios de BCS. Foto: Especial

El Santuario de ballenas de El Vizcaíno y las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco en Baja California Sur fueron declarados patrimonios de la humanidad por la Unesco en 1993, el primero en la categoría de bien natural y el segundo como cultural.

El Santuario de El Vizcaíno, año con año, recibe a miles de ballenas grises y azules llegadas del norte del continente. Sus aguas templadas son idóneas para su reproducción, además de que las políticas de protección del país han permitido el cuidado y su preservación durante su estancia en aguas mexicanas. Cada año nacen más de mil ballenatos en las lagunas.

Ballena en santuario El Vizcaíno en Baja California Sur. Foto: Conabio

Refugio para varias especies

De acuerdo con la Secretaría de Cultura, este sitio está ubicado en la parte central del Mar de Cortés, en la Península de Baja California, este santuario posee ecosistemas de valor excepcional que permiten la reproducción de ballenas grises y azules, de focas de piel moteada, del león marino de California y del elefante marino del norte, así como de cuatro especies de tortugas en peligro de extinción.

Las lagunas costeras de Ojo de Liebre y San Ignacio son las áreas desde donde mejor puede admirarse esta maravilla de la naturaleza, que son importantes sitios de invernada y reproducción de las especies antes mencionadas.

Santuario El Vizcaíno en Baja California Sur. Foto: Conabio

La extensión total de las dos lagunas que integran el bien es de 370 mil 950 hectáreas, que forman parte de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, que está constituido por dos componentes: las dos lagunas costeras, Laguna Ojo de Liebre y Laguna San Ignacio, y su respectivo entorno, conformando por un complejo mosaico de humedales, marismas, dunas y hábitats desérticos, así como manglares en las áreas de transición.

En la porción terrestre de la Reserva se han encontrado 463 especies de flora y 308 especies de vertebrados terrestres y marinos (excluyendo los peces) de las cuales 4 son anfibios, 43 reptiles, 192 aves y 69 mamíferos.

Santuario El Vizcaíno en Baja California Sur. Foto: Conabio

Pinturas rupestres, expresión ancestral

A su vez, la Sierra de San Francisco se ubica también en la reserva de El Vizcaíno, sitio que resguarda una de las más extraordinarias colecciones de pintura rupestre en el mundo, por su calidad, dimensiones, variedad, originalidad y policromía en sus representaciones, plasmadas en cientos de abrigos rocosos, de acuerdo con la  Secretaría de Cultura.

La importancia de la Sierra de San Francisco radica en las numerosas pinturas rupestres del estilo “Gran Mural” que concentra, especialmente en 12  cañones intermontanos. El término Gran Mural fue acuñado en la década de 1970 por el norteamericano Harry Crosby, primero en fotografiar las pinturas. Gracias a la naturaleza geológica de las montañas y al clima seco, su estado de conservación es muy bueno, encontrándose a veces enormes paneles con cientos de figuras pintadas en vivos colores. El estilo es esencialmente realista y está dominado por figuras humanas y fauna terrestre y marina diseñados en rojo, negro, blanco y amarillo.

Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco en Baja California Sur. Foto: INAH

Uno de los sitios más impresionantes de estas galerías es la cueva llamada “La Pintada” en la que se localizan múltiples y muy diversas imágenes de diferentes tamaños. Se trata de figuras zoomorfas y antropomorfas estilizadas, algunas de las cuales parecen estar adornadas con cuernos y pieles de animales, otras arrojan proyectiles o posiblemente estén danzando, y algunas más parecen llevar pintura corporal.

El arte rupestre de la Sierra de San Francisco representa una tradición cultural que se desarrolló a lo largo de milenios; fechamientos de las pinturas han dado una antigüedad de por lo menos 7500 años. Cuando la población indígena fue eliminada, los sitios permanecieron intactos, hasta fines del siglo XIX, época del repoblamiento de las montañas.

Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco en Baja California Sur. Foto: Unesco

Para acceder a estas zonas arqueológicas se debe ingresar por el camino a San Francisco de la Sierra, o por el que conduce al meridional Valle de Santa Martha. Las pinturas rupestres están lejos de estos pueblos y se requiere pernoctar en los cañones al menos tres días; en la sierra sólo existen “caminos de herradura”, es por esto que es necesario llevar caballos y burros para el traslado de las personas, el equipo y los alimentos.

Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco en Baja California Sur. Foto: Secretaría de Cultura

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