En Puebla, el suicidio cobra la vida de una persona al día; para poder prevenirlo es indispensable identificar los factores de riesgo; preguntar directamente a la persona si tiene pensamientos suicidas; apoyarla y hacerle saber de la seriedad del asunto, y conectarla con profesionales de salud mental.
Lo anterior lo recomendó Quetzalcóatl Hernández Cervantes, presidente de la Asociación Mexicana de Suicidología, quien también es catedrático de la Universidad Iberoamericana de Puebla y reunió virtualmente a cuatro voces que reflexionaron sobre la importancia de vivir un duelo libre y respetuoso.
Estos testimonios permitieron ahondar en un tema que es tabú, dónde los participantes manifestaron que el proceso de vivir una pérdida les ha permitido ver la oportunidad de difundir la cultura de la prevención y el cuidado integral.
“A veces no queremos darnos cuenta los padres. Hay muchos focos rojos antes del evento que lleva al suicidio”, reconoció Gabriela, cuyo hijo cometió suicidio hace seis años. Ya que en ocasiones los comentarios de terceros obligan a las personas en duelo a alejarse de amigos y familiares antes de que estos los abandonen.
Los expertos en suicidología ven con buenos ojos el análisis de lo que debió hacerse de forma distinta, en primer lugar el cuestionamiento (“¿piensas en morir?”) hasta la vinculación (“vamos a que te ayuden”), ya que si bien los indicadores están presentes, no siempre es posible atenderlos adecuadamente.
Es por esto que Hernández Cervantes recomienda que el acercamiento debe sea franco y directo: verbalizar para materializar. Llamar al fenómeno por su nombre lo aterriza en la realidad.
Hablar sobre el tema con otras personas que han vivido una pérdida por suicidio permite encontrar nuevas respuestas a las propias interrogantes al tiempo que se impacta en la vida de alguien más, finalizó.
Editado por: Emma Flores Flores
