Si bien cada persona tiene derecho a decidir si se aplica alguna vacuna contra el Covid-19, quienes rechazan el antígeno es porque no la han vivido “de cerca”, indicó Nancy, quien con más de 30 años, ya contrajo el virus, pero decidió aplicarse el antígeno para proteger a sus papás.
La tarde de este lunes acudió a recibir su segunda dosis del biológico en el Centro Expositor de Puebla, luego de padecer la enfermedad, lo cual la dejó en cama durante dos semanas, en confinamiento, cuando tuvo que suspender sus actividades y reforzar medidas sanitarias, ante el miedo de contagiar a sus familiares de nueva cuenta.
La mujer, de profesión, contó a Ángulo 7 que fue apenas hace unas semanas cuando contrajo la enfermedad, lo cual, sostuvo, generó preocupación en su hogar, pues vive con sus padres, ambos de la tercera edad, mientras que uno de ellos no aceptó la vacuna.
“No, que eso para qué, que no sé que”, mencionó Nancy, al recordar el escepticismo que su padre tenía en cuanto al virus, pues desatendió la aplicación del antígeno y cuando se contagió, hace unos días, estuvo delicado de salud, además de que, ahora, deberá recuperarse para recibir la inmunización.
Tras perder el sentido del gusto y el olfato, una prueba realizada en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le confirmó que era positiva al Covid-19; ella ya contaba con la primera dosis de AstraZeneca.
Vivir de cerca el Covid
Nancy cuenta que todos utilizan el transporte público para llegar a su trabajo, ubicado a las afueras de la ciudad en las cercanías del rastro, por lo que recorre gran parte de la ciudad en una unidad, donde son contadas las ocasiones cuando no se cumplen los protocolos sanitarios.
“Yo creo que pudo haber sido en cualquier lado, en la micro, en la calle, uno ya no sabe”, dice la mujer, luego de haber permanecido en cuarentena, lo cual resalta “no pasó a mayores”.
Ella cree que el escepticismo a la enfermedad es por parte de la gente que no lo ha padecido, o no conoce a alguien que haya enfermado gravemente, al referir el caso de su familiar; “ya después se arrepintió”, dijo de su padre, quien llegó a declarar que el virus “no existe”, aunque se encuentra mejor de salud, luego de acudir con un médico, que confirmó su diagnóstico.
“Yo creo que cada quien tiene sus derechos, cada quien, lo que yo sí te puedo decir es que lo he vivido, sé cómo es y cómo es cuando alguien que conoces le llega a dar. Al final nunca sabremos nada, pero sí sé lo que es tener esto en primera persona, así de cerca”, comenta.
A su salida de la inoculación, Nancy dijo sentirse “más protegida”, sin embargo, recalcó que no se puede relajar las medidas, sobre todo, ahora que retornó a sus actividades presenciales en su oficina, siendo ella la única que sale de su hogar y, por lo tanto, quien cuenta con más probabilidades de contagio.
En su trabajo, avisó que acudiría a la jornada de vacunación, en la cual esperó cerca de una hora formada, además del proceso de aplicación y el tiempo de espera para verificar que no haya alguna reacción adversa; este lunes, trabajará medio turno, comenzando desde la tarde.
Avanza jornada ágil
En un sondeo realizado por este medio en el Centro Expositor, las personas comentaron que la aplicación de segundas dosis avanzó con fluidez, a pesar de que las filas se extendieron a lo largo del lugar, reportándose unas mil personas formadas en la zona de Los Fuertes.
La espera, según contaron, fue de poco menos de una hora, mientras que no se registraron en dicha sede percances en cuando a la organización, cuando menos en dicha sede, que será el punto masivo para la aplicación en la capital poblana.
Esta inoculación culminará el 15 de septiembre, habilitándose 12 sedes para personas mayores de 30 y 40 años, así como embarazadas, para quienes hayan cumplido con los tres meses establecidos entre dosis.
