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El grupo dominante en la BUAP ha ido recorriendo de manera metódica los pasos para colocar en la Rectoría de la BUAP a la candidatura oficial. Aprovechando el diferendo entre las autoridades universitarias y el gobernador Luis Miguel Barbosa, desde fines del año pasado se construyó una suerte de leyenda urbana. La misma pregonaba que el gobierno de la entidad planeaba hacer un asalto a las instalaciones universitarias y que esto sería el preámbulo de una captura y encarcelamiento de importantes funcionarios universitarios.

Nada de esto parece haber tenido un asidero en la realidad. Sin embargo, la narrativa sirvió a los operadores universitarios para organizar con personal de las distintas unidades académicas, rondas de vigilancia de las referidas instalaciones y enarbolar el discurso de una autonomía universitaria que estaría amenazada por un enemigo externo. Como suele suceder, la construcción de un enemigo externo sirve para construir una efectiva legitimidad.

A lo largo de este año hemos visto a los constructores de la candidatura oficial promover la percepción de que todo estaba decidido y que la candidata oficial sería la próxima rectora de la BUAP. También hemos visto cómo consiguieron adhesiones en las distintas unidades académicas haciendo uso de esa percepción y del miedo y oportunismo que generó. Metodología (voto electrónico) y calendario (primero elección rectoral y luego de consejero/as universitario/as) forman parte de ese metódico proceso que tendría sus momentos estelares el 20 de septiembre (elecciones) y 4 de octubre (toma de posesión).

Sin embargo en ese proceso faltan todavía dos factores muy importantes a resolver. Uno de ellos es el tema de la legalidad y el otro es el de la legitimidad. El de la legalidad tiene escollos enfrente como son los recursos de amparo (dos al menos según se sabe) que no han sido resueltos por los jueces federales hasta el momento de escribir estas líneas. Si las autoridades judiciales resuelven en contra de dichos amparos el proceso seguirá su curso normalmente. Si sucediera lo contrario, el proceso y el calendario tendría que reponerse y quienes dirigen la universidad tendrían un problema notable en relación a la percepción antes mencionada.

En lo que se refiere a la legitimidad, los impulsores de la candidatura oficial resolvieron formalmente la semana pasada, el problema de una candidatura oficial tan apabullante que amenazaba con volverse candidatura única. Por fortuna para sus intereses, la Mtra. Guadalupe Grajales Porras se inscribió como candidata y también el doctor Ricardo Paredes Solorio. En una nota publicada por Rodolfo Ruiz en e-consulta se dice que Paredes Solorio estaría negociando la secretaría general de la universidad y cabe conjeturar que su participación no sería para ganar sino para ocupar algún cargo. También buscaron convencer a un estimable académico del Icuap, el doctor Víctor Tamariz, para que inscribiera su candidatura, hecho que finalmente no ocurrió.

La legitimidad que daría la imagen de una elección rectoral competida y con varios candidatos es precaria. Las más de 54 mil adhesiones a la candidatura oficial, las apenas 277 para la Mtra. Grajales, 77 para el Dr. Tamariz y apenas 8 para los Dres. Paredes Solorio y Francisco Vélez Pliego, vuelve la competencia electoral una formalidad. En realidad se trata de una candidatura cuasi única como se vio en la parafernalia masiva con globos y color feminista (violeta) que acompañó a su inscripción. Más importante para la legitimación ha resultado la publicación de la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller considerando el proceso libre, transparente y escrupulosamente legal.

La búsqueda de legitimidad ha tenido también un escollo en la actividad del grupo de universitarios que impulsó el Foro Retos de la Nueva Agenda Universitaria. Dicho grupo ha construido un elaborado diagnóstico de la BUAP y una precisa plataforma programática. El que se buscara que uno de sus impulsores (el Dr. Tamariz) fuera candidato, revela la importancia para la legitimación que tiene el absorber los planteamientos de Retos dentro del programa oficialista. Ahora vemos que la candidatura oficial ha cambiado los colores feministas por los de la publicidad de Retos y ha adoptado el lema de “Nuevos Retos. Nuevos Tiempos”. Imposible no evocar a la novela El Gatopardo de Giuseppe Tomassi de Lampedusa.

En los próximos días se definirá el curso de los acontecimientos en la BUAP para este mes de septiembre. Cualquiera que sea el veredicto con respecto a la legalidad, el curso de la sucesión rectoral deberá ser pacífico y sin sobresaltos. Más allá de nuestras opiniones o preferencias, en esto último estamos de acuerdo todos los universitarios.

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