¿Cómo es que la BUAP está a nada de volverse dictadura? Recientemente el sociólogo Carlos Figueroa ha traído a la mesa un término interesante: “sociedades democráticas débiles”. El término es preciso. La debilidad democrática de la universidad es realmente alarmante. Estamos a las puertas de un ejercicio dictatorial que no sería más que la desvergüenza de todos los pequeños ejercicios dictatoriales que se viven cotidianamente en la Universidad. ¿Vivimos una especie de preludio a una micro Alemania Nazi? Las celebraciones exacerbadas a la par de señalamientos de inconsistencias legales, graves, son un tono característico de tales situaciones. Algunos ya celebran en lo público alguna victoria adelantada… pero se quejan en lo privado, pues, como en toda dictadura, todo es simulado, hasta el entusiasmo. Como bien escribió Walter Scott en su libro El arte de la resistencia, los dominados hacen una reverencia al gran señor mientras dejan escapar una flatulencia.

El problema de la debilidad democrática característica de este impasse en la universidad ha sido bien señalado recientemente por la Doctora Lupita Grajales en un documento reciente donde se señala que el Consejo de Universitario está ejerciendo funciones de forma irregular y, de no llamar a su renovación, cualquier decisión que tome esta fuera de todo marco legal universitario. El riesgo es pues que este consejo decida sesionar y extender su periodo. Esto es precisamente lo que hace un dictador cuando pasa de ser un personaje elegido democráticamente a, por medio de argucias legales, evitar el ejercicio democrático de cambio con la intención de extender su mandato. Cada día que el Consejo Universitario de la BUAP no está llamando a su renovación, esta incurriendo en un potencial ejercicio dictatorial del poder. Es por eso que se puede decir que hoy por hoy, nuestra universidad transita de la autonomía a la dictadura si continúa por ese camino. Defender este tipo de “autonomía” nos llevaría, como ha planteado recientemente en un foro en la Facultad de Economía el especialista Imanol Ordorika a “defender lo indefendible”.

Las semillas de la «debilidad democrática» en la BUAP

Coincido en llamar la atención sobre el riesgo de la debilidad democrática. En nuestro contexto universitario han existido semillas que hoy dan sus «extraños» frutos —recordando la canción Strange fruits de Billie Holiday—. Primer semilla: los interinatos; segunda: las cartas o documentos para proponer candidatos. Ambas deben abolirse. La primer semilla, la práctica de que los funcionaros dejen el cargo a un interino y ese interino, revestido del poder, llamé a elecciones para ser elegido, es casi caricaturesca. Ahora mismo el Rector podría renunciar, dejar de interino a quien designe, y ese personaje, llamar a votaciones por él mismo o quién designe. ¿No sería esto una burla a la democracia y la inteligencia? ¿Por qué estamos tan potencialmente cerca de estas situaciones? La segunda semilla, las famosas cartas de la “comunidad” para proponer a universitarios como condición para competir por un puesto de elección, hieren las comunidades y las degradan a masa. ¿Y si alguien es parte de una masa tan dormida que nadie le proponga? Especialmente debe abolirse ese mecanismo porque es anticonstitucional: lesiona la secrecía del voto. ¿A quién se le ocurrió esta “ley” interna de la universidad? Estamos alegremente violando la constitución. Sí, la legislación universitaria viola la constitución en lo referente a la secrecía del voto. Por causa de esta práctica, las comunidades de las unidades académicas que se enfrentaron a proceso de cambios de director quedaron heridas, divididas y vulneradas, llenas de desconfianza y rencores internos. Queda el miedo a la democracia tan particular que estamos inventando, sabiendo que se debe hacer streaptease con el voto —por usar la ironía acuñada por Zygmunt Bauman—. Tan sano que sería simplemente que los que desean contender contiendan, hagan su campaña y simplemente los votantes en total secrecía ejerzan. Será también una gran herida a la institucionalidad, que el Consejo Universitario, como ya está siendo señalado por prominentes estudiosos de talla internacional, no llame inmediatamente a su renovación. Debe abrirse el tema de forma urgente, pues la Universidad en estos momentos está en peligrosa transición pero de la autonomía a la dictadura.

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