Mario Casarrubias Salgado, líder de Guerreros Unidos y vinculado a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, hace casi siete años, murió por complicaciones derivadas de Covid-19; estaba preso en el penal del Altiplano.
Así lo dio a conocer este lunes por la tarde la Comisión Presidencial para la Verdad y Acceso a la Justicia en el caso Ayotzinapa, y detalló que el deceso ocurrió el domingo 25 de julio a las 08:42 horas, por un paro cardio respiratorio y neumonía por la enfermedad causado por el coronavirus.
Abundó que el cuerpo fue entregado a sus familiares este 26 de julio, a las 8:00 horas, para los servicios funerarios correspondientes.
Desde el 8 de julio, el líder criminal fue trasladado del Centro Médico “Adolfo López Mateos” en Toluca, Estado de México, al Hospital Central Militar ubicado en la Ciudad de México.
A su arribo, Casarrubias Salgado, quien padecía diabetes tipo II e hipertensión arterial sistémica, presentó neumonía atípica por virus SARS-CoV-2 e insuficiencia respiratoria aguda, por lo que se le aplicó el protocolo de tratamiento para pacientes Covid graves.
La comisión aseguró que, durante su hospitalización se le brindaron las atenciones hospitalarias de alta especialidad y trato humanitario, incluso para establecer comunicación a distancia con su familia, “agotando los recursos médicos al alcance”.
El 21 de julio, fue intubado debido al deterioro de su estado de salud, ya que presentaba una saturación de apenas 72 por ciento de oxígeno.
Su vinculación con el caso Ayotzinapa
Casarrubias Salgado, apodado “el Sapo Guapo”, fue detenido desde 2014 y estaba recluido desde 2017 en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 “El Altiplano”.
Lo anterior, tras ser sentenciado a 10 años de prisión por portación de arma de fuego, contra la salud y posesión de cartuchos de uso exclusivo de las fuerzas armadas.
Junto con su hermano, Sidronio Casarrubias Salgado, era considerado fundador de la organización Guerreros Unidos, a la que la extinta PGR señaló como principal responsable, en colusión con policías y autoridades municipales, de la desaparición de 43 normalistas y el asesinato de otros tres entre el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
Su defensa promovió, sin conseguirlo, amparos reclamando que no se le había permitido acceder a carpetas de investigación, sí como presuntos actos de tortura e incomunicación.
LPR