Mientras el discurso presidencial se centra en la victimización ante peticiones legítimas de un derecho consagrado en la Constitución, México se encuentra en un estado de salud grave por la falta de medicinas para tratar diversas enfermedades y oncológicas, y también, de vacunas.

Tres años han pasado desde que el Gobierno mexicano se compró una historia de corrupción para cancelar contratos con farmacéuticas que han provocado escasez de medicamentos, y es la fecha en la que no puede regularizarla, a pesar de la incorporación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para estabilizar el suministro.

Actualmente han fallecido en el país más de mil 600 niños con cáncer por falta de tratamientos adecuados. Seguro existen casos de mujeres y hombres que también han corrido con la misma suerte (21 mil cirugías de cáncer de mama fueron canceladas), sin embargo, el asunto se vuelve doloroso cuando se trata de menores de edad; los más vulnerables.

El Estado mexicano tiene la obligación de dar servicios a su población, entre ellos el de la salud, petición que se encuentra lejos de ser absurda porque cobra impuestos -de una forma que se asemeja al terrorismo fiscal tanto para personas físicas como morales-, y es lógico que como administrador esté obligado devolver el beneficio.

No obstante, la actuación, como buen gobierno populista, ha sido la evasión de sus responsabilidades acusando al pasado, y la victimización a través del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, quien acusó que los padres que tienen niños enfermos de cáncer solicitaban medicamentos de una forma “golpista”, como si la petición fuera ilegítima.

Lo único que ha dejado ver este nuevo régimen es que no le importa la salud de los mexicanos, y tiene proyectos más importantes que atender como gastar 500 millones de pesos en una consulta amañada para “enjuiciar” a presidentes: preguntar al pueblo si se hace valer la Ley, o inversiones de cientos de miles de millones de pesos en refinerías cuando el mundo está transitando a las energías renovables.

La intención, tal parece, es que los afectados por el nuevo sistema de salud, el Insabi, que sustituyó al Seguro Popular, den las gracias por las medicinas o las vacunas que durante varios sexenios se dieron de manera gratuita y sin regateos.

La autodenominada 4T está afectando la salud de los mexicanos, quienes no se quedarán con los brazos cruzados ante su incapacidad de resolver diversos temas, éste en particular, y para eso se prepara una marcha el próximo 24 de julio en el Ángel de la Independencia a las 11:00horas. Nada mejor para el Gobierno que mostrar su desprecio al pueblo que juró proteger que dando un golpe a su salud.

@MaritzaMena7

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