Ser político se convierte en un trabajo de alto riesgo. Los saldos del pasado proceso electoral arrojan cifras preocupantes que muestran que la violencia crece y su influencia tiene repercusiones sobre los resultados electorales.

Hasta el pasado 5 de junio fueron asesinados en México 91 políticos, 36 de ellos aspirantes, y el resto, candidatos, además de que se cometieron 910 agresiones, 17.5 por ciento más que en el proceso electoral 2017-2018.

La mayoría de los agredidos tenía un perfil municipal, es decir, estaba postulada para alcaldías, regidurías y sindicaturas con el 77 por ciento. Delicado cuando ese orden de gobierno representa la célula más cercana a los ciudadanos.

Los datos expuestos en el Sexto Informe de Violencia Política en México de Etellekt añaden que las agresiones más frecuentes fueron las amenazas con 321, siguieron los homicidios dolosos que terminaron con la vida de 91 personas, las infracciones contra la dignidad con 88, así como ataques a colaboradores con 71, entre otros.

Así, el proceso electoral 2020-2021 se convirtió en el más violento de la historia del país, desbancando al del 2017-2018 que ostentaba ese título con 774 agresiones.

A este panorama adverso debemos sumar la influencia que habrían tenido los grupos delictivos en diversas zonas de la República Mexicana. De acuerdo con analistas los cárteles del narcotráfico participaron de manera activa en los comicios de este año para imponer o vetar a candidatos que estaban postulados a cargos estatales o municipales.

Asimismo, reportes enviados casi en tiempo real durante la jornada electoral del 6 de junio en diversas redes sociales evidenciaron la presión de grupos delincuenciales en pueblos y rancherías para que sus habitantes votaran por un partido político en específico. En muchas zonas del país la alianza Va por México no tuvo un solo voto, y prepara impugnaciones en Campeche, San Luis Potosí y Michoacán, en estos dos últimos estados por la presunta participación de la delincuencia que no permitió el voto libre.

La reconfiguración de las fuerzas políticas también lo fue de otras organizaciones que tienden a fortalecerse con la complacencia de los gobiernos que apoyaron y posiblemente buscarán ganar mayores espacios de participación en la vida política local y nacional, siendo más vulnerables a su influencia los gobiernos municipales.

De la nueva realidad política podemos inferir que la democracia habría sido secuestrada, como la voluntad de los electores de sufragar libremente, y en este caso, el futuro se vislumbra complicado para los partidos políticos opositores que tendrán que competir ante el arrebato del voto.

@MaritzaMena7

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