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Barones = evasión y elusión masiva // Un billón 400 mil millones sin enterar // Reforma fiscal, no; que paguen, sí

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que en los últimos sexenios prácticamente no existió gobierno que no promoviera, y el Congreso aprobara, una reforma fiscal, siempre con el eslogan de que paguen más quienes obtengan más. Una tras otra, en cascada, y todas apoyadas y aplaudidas por los grandes contribuyentes (aquellos con ingresos anuales superiores a mil 500 millones de pesos), que siempre resultaban los únicos beneficiarios de los supuestos cambios a la ley respectiva, porque los causantes de a pie cada día pagaban más.

Con tales cambios los gobiernos neoliberales legalizaron e institucionalizaron la evasión y elusión fiscales en beneficio del grupo político-empresarial que se adueñó de Los Pinos, en detrimento de los mexicanos y del desarrollo nacional. Era un juego perverso: la autoridad tributaria hacía como que les cobraba impuestos y los grandes consorcios que pertenecían a los barones, hacían como que los pagaban, para después recuperar con creces, vía devoluciones y condonaciones, lo que supuestamente había enterado al fisco. No es gratuito, pues, que reforma tras reforma los barones aplaudieran a rabiar, mientras los causantes de a pie eran asfixiados.

Días atrás, el presidente López Obrador se reunió con el Consejo Mexicano de Negocios (CMN, el club de ricos entre los ricos, que siempre aplaudió las reformas fiscales), a cuyos integrantes dijo que promovería una reforma fiscal, pero no aumentar los impuestos, lo que provocó una enorme sonrisa de los barones, misma que rápidamente desapareció cuando el propio mandatario les subrayó que se acabaron los tiempos de la perversa práctica que se cita, ergo, tienen que pagar lo que les corresponde.

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Revoltillo chilango-neoyorquino

Julio Hernández López en su columna Astillero, publicada en La Jornada de San Luis, indica que a las ocho de la mañana con veinte minutos ya estaba Claudia Sheinbaum poniendo su primer tuit del domingo. El motivo del temprano mensaje fue la publicación en The New York Times, como nota principal de su primera plana, de un reportaje sobre la caída de un tramo de la Línea 12 del Metro capitalino el pasado 3 de mayo.

O, más específicamente, el motivo de la serie de tuits de la gobernadora de la Ciudad de México fue salir al paso de las versiones que le atribuían a ella o a alguien de su equipo algún tipo de colaboración (mediante filtración de datos) en el trabajo periodístico que centró su asignación de responsabilidades en el multimillonario Carlos Slim y, sobre todo, en el actual secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, quien habría sido el responsable, según el NYT, de “un patrón de oportunismo político y obras descuidadas” durante su jefatura del gobierno capitalino.

El apresurado posicionamiento de Sheinbaum, para negar algo de lo que nadie la estaba acusando formalmente (haber filtrado información de los estudios y peritajes que están por darse a conocer oficialmente) y para tratar de desacreditar lo publicado por el periódico estadunidense (“¿Habría que preguntarse qué intereses no esclarecidos están detrás de este artículo?”, tuiteó) tiene como telón de fondo la descarnada pelea en las élites de la llamada Cuarta Transformación (4T) por la candidatura presidencial de 2024.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Con tiento. Especialista en finanzas públicas, desempeño y mejora organizacional, de acuerdo con su currículum, Rodolfo Castro Valdez brincó de una entidad a otra y se apunta para colaborar en el gobierno de Sonora, como parte del equipo del mandatario electo, Alfonso Durazo. Mucho cuidado. A Castro Valdez, quien renunció como secretario de Hacienda en el gobierno de Jaime Bonilla, en Baja California, le acompaña una estela de errores. Fue recomendado para manejar las finanzas en BC por el exsenador Fernando Castro Trenti. Don Rodolfo autorizó una nómina extraordinaria por más de 54 mdp para empleados de Educación, nunca justificada, y participó en la expropiación del Club Campestre de Tijuana. Peligro. Están advertidos.

2. Agitación inconveniente. Las elecciones más grandes de la historia han dejado un panorama tan espeso que las cosas se ven complicadas para el Poder Legislativo. La distribución de fuerzas partidistas más amplia en la Cámara de Diputados y las señales de todos los partidos, inmersos en las descalificaciones, hace de la tensión política un nudo difícil de desenredar. Los días poscomicios se han caracterizado por la guerra sucia, las amenazas y los amagos, inclusive dentro de los mismos partidos. Las descalificaciones alcanzaron a Manuel Velasco, el senador del Verde, quien ha apoyado la agenda de la 4T. Es un absurdo, cuando lo que se requiere es diálogo para sacar adelante la Cuarta Transformación. Más acuerdos, menos fango.

3. Mala inversión. Debido a una fallida estrategia, Clara Luz Flores, la candidata de la coalición Morena PT y Partido Verde al gobierno de Nuevo León, “la tuvo y la dejó ir”. Apenas en diciembre llevaba una ventaja de más de 20 puntos en los estudios sobre preferencias electorales, todo perfilaba al triunfo, pero algo desvió su camino. No obstante que fue la aspirante que más gastos de campaña reportó en todo el país, el dinero fue tirado a la basura. Gastó 50 millones 660 mil 35.81 pesos, según los reportes del INE. Menuda lección. Cambiar a su equipo, integrado por Yago de Marta y Sergio José Gutiérrez, fue la peor idea. El desplome da para teorizar sobre lo que Morena no debe repetir en el futuro: la perfecta fórmula del fracaso.

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