Por décadas, Naasón Joaquín García, líder de la Luz del Mundo, y su padre, Samuel Joaquín Flores, quien también dirigió la iglesia, abusaron sexualmente de menores de edad, usando casas en Estados Unidos, una red de túneles en Guadalajara y encubridores.
Así lo revelan víctimas de dichos predicadores, quienes se han convertido en testigos colaboradores de la Fiscalía de California, y fueron entrevistados por los periodistas Gerardo Reyes, Isaías Alvarado y Peniley Ramírez para el reportaje La Oscura Luz del Mundo, publicado por Univisión.
De acuerdo con Sochil Martin, quien fue víctima de los Joaquín y una de las principales testigos, debajo de la sede internacional de la iglesia, en la colonia La Hermosa Provincia, en Guadalajara, Jalisco, hay una “redes de túneles” que conecta al templo con puntos clave.
Uno de ellos sería una habitación que el propio Naasón Joaquín mandó acondicionar para atraer a las niñas y jóvenes de las que abusaba sexualmente.
La testigo narra que, a los nueve años, fue abusada por Samuel Joaquín, padre de Naasón. Después, se volvió amante de este, quien le ordenaba tener tomarse fotos eróticas con menores de edad y mantener relaciones sexuales con ellos.
Por otra parte, Fred Thiagarajah, abogado de Alondra Ocampo, una de las presuntas cómplices del llamado “Siervo de Dios” que se declaró culpable, refiere confirma que “hay túneles y habitaciones que han sido usadas por Samuel y Naasón Joaquín para participar en los abusos sexuales de otras mujeres y niños”.
Ocampo era la principal reclutadora de niñas, niños y adolescentes para complacer los deseos sexuales de Naasón Joaquín, quien exigía que sus víctimas fueran de tez blanca, complexión delgada y de “buena altura”.
Además de la habitación y los túneles, testigos relatan que se organizaban clases de danzas eróticas para niñas, quienes después debían bailar desnudas frente al “Apóstol”.
Asimismo, hablan de cabañas en California, Estados Unidos, donde los Joaquín también abusaron de menores, organizaban orgías y grabaron videos para deleitar sus fantasías.
LPR
