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La 4T de Puebla va contra Xabi Albizuri, acusado de peculado y abuso de autoridad

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que el proceso que tiene en la cárcel al magistrado Alfonso Siriako Guillén Almaguer, de la Primera Sala del Tribunal de Justicia Administrativa del estado de Puebla, por los delitos de abuso de autoridad, fraude, asociación delictuosa, peculado y tráfico de influencias, en realidad va encaminado a otros funcionarios que fueron sus superiores.

Entre ellos, la secretaria de Infraestructura, Movilidad y Transportes, Martha Vélez Xaxalpa, y el subsecretario de Obra Pública y Comunicaciones, Francisco Xabier Albizuri Morett, quienes también están demandados por los mismos delitos.

La denuncia —con número de averiguación previa FECC/3415/20202— la presentó el actual secretario de Infraestructura del estado, Juan Daniel Gámez Murillo, ante la Fiscalía Especializada de Combate a la Corrupción, y también se amplía a empresarios que cobraron por obras que no ejecutaron, como el ex presidente de la Delegación Puebla de la Cámara Mexicana la Industria de la Construcción (CMIC), José Antonio Hernández González.

Se sabe que tras la sorpresiva detención del magistrado Alfonso Siriako Guillén, quien fue director general y luego coordinador general Jurídico de la Secretaría de infraestructura durante el gobierno de José Antonio Gali Fayad, algunos ex funcionarios implicados en esta denuncia por peculado y abuso de autoridad se dieron a la fuga.

Entre ellos, uno muy cercano al ex gobernador Gali Fayad, su subsecretario de Infraestructura, Xabier Albizuri, contra quien existen otros dos procesos penales, uno por las obras de remodelación de la Avenida Juárez y otro por un presunto tráfico de influencias con la adquisición de un predio en la zona protegida del Tentzo, donde se proyecta la construcción de un ambicioso proyecto inmobiliario conocido como Cola de Lagarto, que incluye campo de golf, un hípico, albercas, casa club y restaurantes.

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“Lalo, el candidato del góber”

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que los creativos de la campaña de la candidata de Morena a la reelección en Puebla capital, Claudia Rivera Vivanco, creen haber encontrado el punto débil de su contrincante del PAN, Eduardo Rivera Pérez, y han propuesto enfocar sus baterías por esa ruta en las últimas dos semanas de la contienda por la presidencia municipal.

Según estos diseñadores de estrategia, es imperativo decir a los votantes que Rivera Pérez es el candidato del gobernador Luis Miguel Barbosa, de manera que el aspirante emanado del partido blanquiazul pierda efectividad como alternativa de gobierno para quienes desean a Morena fuera del poder y para quienes reprueban el estilo de conducción del mandatario poblano.

La especie, que sugiere una vinculación pactada entre Rivera y Barbosa para conferirse ayuda mutua, ya fue utilizada en el pasado por los enemigos políticos del panista, mientras se disputaba internamente la candidatura a la alcaldía en el PAN y la presidenta del Comité Directivo Estatal de ese instituto, Genoveva Huerta Villegas, se mostraba como la más férrea opositora de las aspiraciones de su correligionario.

Vincular política y afectivamente al entonces aspirante del PAN con el inquilino de Casa Aguayo, emanado de la coalición Juntos Haremos Historia, no fue suficiente para quitarlo del camino hacia la postulación, pero el rumor, regado como versión confirmada, generó dudas en un sector del panismo que terminó por mirar con desconfianza esa vieja relación, reconocida por ambos personajes como institucional y esporádica.

El tema ha vuelto, en circunstancias que se acomodan para darle matices de credibilidad, con un Gabriel Biestro dispuesto a cobrar muy cara su derrota en Morena y con todos sus aliados enfilados en una guerra sin cuartel en contra de la edil en campaña.

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Anular elecciones, el riesgo

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que judicializar la elección era un verbo que se combinó, hasta los comicios pasados, con las resoluciones que emitían los órganos electorales para validar a los ganadores.

Ahora, este concepto se vincula inexorablemente al ámbito de las fiscalías General de la República, de Delitos Electorales y hasta la Unidad de Inteligencia Financiera.

Ya no será el INE y mucho menos el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, las que determinen ganadores y perdedores, sino las listas negras de las fiscalías para inclinar la balanza.

Nuevo León es el vivo ejemplo de ello y seguramente el espejo en el que todos se miran. La acción de poder contra los punteros para favorecer a los abanderados de Morena.

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AMLO y su “Fiscal Carnal”

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que en estos tiempos de radical cambio político en México, lo que no cambia es el uso faccioso de las instituciones del estado con fines personales o de grupo.

López Obrador y su 4T, tienen una Fiscalía General de la República a modo, la que, por muy autónoma que se venda, está rendida a los caprichos del ejecutivo.

Como antes.

Como siempre.

Utilizando a discreción el sistema de procuración justicia federal, el presidente premia a sus amigos y fustiga a sus enemigos, o a quienes considera que representan un peligro en la consecución de sus objetivos.

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Reelección, la amarga lección de la 4T

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que cuando los actuales presidentes municipales llegaron a sus cargos, se creyeron la mentira de que la ciudadanía había votado masivamente por ellos o por ellas sin querer ver lo evidente: sólo fueron arrastrados por la ola lopezobradorista.

En dos años y medio, casi ningún gobernante regresó a las colonias y menos resolvieron los problemas más inmediatos de los poblanos, por eso ahora que pensaron que la reelección sería tan dulce como la campaña de 2018 se toparon con pared.

Por primera vez, las y los candidatos a alcaldes que buscan la reelección por Morena están en una contienda real y ya demostraron que no saben ni cómo navegar.

Perdieron el bono demográfico, no trabajaron en tierra, sumaron el desgaste propio del ejercicio del poder y el discurso tan socorrido –de su líder- para culpar de todos sus males a las administraciones del pasado, comienza a ser más un lastre que una opción.

En estas campañas, son ellas y ellos mismos los responsables del caos que existe en los municipios que gobiernan: calles que se inundan con las primeras lluvias, inseguridad a la alza, carencia de inversiones, falta de obra pública y la sombra de la corrupción, esa que juraron combatir.

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