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¿Quién asesinó a Chapa Palomeque y por qué?

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que un velo de misterio cubre el asesinato del que fuera Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública del estado, Óscar Chapa Palomeque, ocurrido el lunes 3 de mayo dentro del Cereso de Puebla, también conocido como penal de San Miguel, y la negativa de las autoridades estatales de permitir que un perito privado le practicara una autopsia para conocer las causas de su repentino deceso, como era la voluntad de su esposa.

Lo único que se sabe es que Chapa Palomeque murió de una golpiza que recibió en el penal, sin que hasta el momento se conozcan los motivos, y que al Hospital General del Sur de la ciudad llegó sin vida o casi agonizante. Policontundido, dice el reporte de su ingreso al nosocomio público.

La muerte del ex funcionario público, acusado de ser el responsable del sobrecosto de 30 millones de pesos que la SEP del estado pagó en 2019 por la adquisición de uniformes y zapatos escolares durante el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, se ha tratado de ocultar o maquillar.

Primero se dijo que se contagió de Covid en el Cereso y que el virus lo mató y luego que falleció de un ataque cardiaco tras algunos días de permanecer hospitalizado en el Hospital del Sur.

Ambas versiones son absolutamente falsas. El ex Oficial Mayor de la SEP, aprehendido el 1 de julio de 2020 por agentes de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, acusado de los delitos de abuso de autoridad y uso ilícito de atribuciones, murió en realidad de las múltiples fracturas causadas por la golpiza que recibió dentro del penal de San Miguel entre el domingo por la noche y la madrugada del lunes 3 de mayo.

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Adiós debate de candidatos a la alcaldía de Puebla

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que el pretendido debate entre candidatos a la presidencia municipal de Puebla se tambalea por un conflicto de pesos y centavos.

Si se contaba usted entre las personas o los electores que esperaban con ansias ver un encontronazo entre Claudia Rivera Vivanco y Eduardo Rivera Pérez, a instancias de este tipo de ejercicios importantísimos para el desarrollo democrático de cualquier comunidad, olvídelo. Los actores involucrados en el asunto no han podido ponerse de acuerdo en un punto fundamental y muy probablemente no lo harán en lo que resta de la contienda.

Los representantes de los ocho contendientes a la alcaldía de la capital se mostraron motivados y presurosos en las primeras pláticas sostenidas de carácter informal para esbozar lo que sería el encuentro, hasta que la gente del Instituto Electoral del Estado les informó que deben ser los partidos los que paguen por la celebración del ejercicio y que ese dinero tiene que ser incluido en los montos reportados como gastos de campaña.

Ahí se desinfló el interés.

El lineamiento para la realización de debates públicos contenido en los reglamentos del organismo electoral asienta lo siguiente:

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Nuestros soldados, ni para poner vacunas sirvieron

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que cuando creímos que no habría nada peor que las escenas de los primeros días de la vacunación contra la Covid-19 en Puebla capital, nos quedamos cortos.

Ayer el caos se vivió de peor manera.

Las calles aledañas a la XXV Zona Militar y hasta el Parque Ecológico se convirtieron en el Viacrucis de las personas de 60, 70, 80 años y más que acudieron con ilusión a colocarse la segunda dosis de la vacuna.

Los adultos mayores esperaban que con el apoyo de los militares, su disciplina y la fama de servicio que tienen, la logística fuera mucho mejor y el tiempo de espera se redujera de seis a dos horas, o menos.

Pero nada de esto fue así. Ni los mentados Siervos de la Nación, ni los militares, tan manoseados y utilizados por AMLO en este sexenio, pudieron con la titánica tarea y quienes pagaron los platos rotos fueron nuevamente nuestros viejitos.

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