*Por: Dra. Ma. Guadalupe Chávez Ortiz

Los prejuicios y discriminación basados en la edad manifiestan una preocupación a nivel mundial, pues afecta de forma directa a un grupo población como son los adultos mayores, la OMS refiere que la discriminación por edad tiene consecuencias graves y de gran alcance para la salud, el bienestar y los derechos humanos de las personas e incluso impactan en la economía.

Los estereotipos y prejuicios contra las personas debido a su edad se conocen como edadismo, es decir discriminación por razón de edad. En días pasados la OMS presentó el Primer Informe Mundial sobre el Edadismo, el cual hace referencia a cómo la edad es utilizada para categorizar y dividir a las personas por atributos que, perjudican y menoscaban la solidaridad intergeneracional, en muchas ocasiones provocando desventajas e injusticias, dañando a los individuos en su salud y en su dignidad humana.

Los adultos mayores son quienes más sufren esta discriminación pues en nuestra sociedad que resalta características de la juventud, la belleza, la velocidad, la innovación y que se piensa en el futuro, los adultos mayores desde esa perspectiva no encajan socialmente pues lamentablemente se les ve como poco productivos, sin vida sentimental, sin iniciativa. Por tal razón es importante reflexionar qué pensamos del envejecimiento, cómo nos sentimos respecto a la vejez y cómo nos comportamos con nuestros adultos mayores.

En este contexto, el Informe Mundial sobre discriminación por edad del 2021, refiere que, una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes de discriminación por edad que transita de actitudes moderadas o sutiles hasta muy discriminatorias.

Dentro de las actitudes moderadas de percepción de los adultos mayores podríamos considerar todos los estereotipos que se presentan en películas o programas de televisión que muestran a los adultos como inhábiles, frágiles, enfermos y deprimidos, estos estereotipos lo único que logran es agudizar esta percepción negativa en las generaciones de niños y jóvenes e incluso de los propios adultos mayores.

Por otro lado, dentro de las actitudes muy discriminatorias podríamos citar las falsas creencias que muchas empresas tienen sobre los adultos mayores, cuando en la decisión de jubilar está en primer lugar las políticas institucionales basadas en la edad y no las facultades cognitivas del empleado, de igual forma, los trabajos indignos que muchos adultos mayores aceptan por necesidad para sobrevivir.

Cabe mencionar también que, cada cultura tiene sus referentes sobre la vejez y lamentablemente existen conceptos erróneos sobre los adultos mayores, algunos de ellos son: la falsa creencia que todos los adultos mayores son iguales, cuando en realidad existe una gran diversidad de adultos mayores; que todas los adultos mayores dependen de cuidados o cuidadores, cuando en realidad muchos adultos mayores de edad avanzada son aún independientes y autónomos; la falsa idea que en la vejez todo se deteriora y todos enferman, cuando en realidad la buena salud en la vejez es consecuencia de reservas históricas acumuladas a lo largo de la vida.

La discriminación hacia los adultos mayores puede ser implícita o explicita y puede clasificarse en:

Institucional, cuando un adulto mayor es ignorado en algún centro de salud o de servicios, incluso cuando va con acompañante todas las referencias y el dialogo se hace con el acompañante y no directamente con el adulto mayor, ignorando su presencia. Otra forma es cuando se le rechaza como candidato a prestaciones bancarias o compra de inmuebles por considerar que no podrán solventar el costo o lo dejarán a medias.
Interpersonal, esta hace referencia en el trato cotidiano que se hace con los adultos mayores, el ignorar o descalificar comentarios de los adultos mayores por el simple hecho de considerarlos obsoletos, o bien el ignorarlos cuando están en grupos sociales o familiares, de manera sutil cuando en el trato nos dirigimos con ellos con adjetivos diminutivos o infantilizados.

Autodirigida, cuando el mismo adulto mayor se retrae considerando que no está al día en sus ideas o simplemente que incomoda su presencia en el vida familiar, social o laboral o bien que ya no tiene nada que aportar. En muchas ocasiones estas ideas son preconstruidas por el ambiente en el cual se desenvuelve el adulto mayor.

Lamentablemente, la discriminación durante la pandemia se agudizo, pues algunos adultos mayores que tuvieron necesidad de ser apoyados o cuidados por sus familias, se percibieron como una carga para sus familias y esto puede llevarlos a pensar que su vida es menos valiosa que la de otros integrantes de la familia, incluso cuando no se les permite realizar actividades por considerarlos “poco aptos” se generan sentimientos de indefensión y eso a la larga trastoca su equilibrio emocional provocando incluso depresión o aislamiento social.

Varios estudios con adultos mayores, han demostrado que los adultos que se perciben de forma negativa durante su envejecimiento viven hasta 7 años menos de aquellos adultos que tienen una actitud positiva en su vejez.

Por último, es indispensable reflexionar sobre la percepción que tenemos de los adultos mayores, la construcción personal de nuestra propia vejez, revisar las formas de relación que establecemos con los adultos mayores cercanos a nosotros, colectivamente comprometernos en una visibilización social de los adultos mayores sin prejuicios.

*Doctora en Investigación Psicológica por la Ibero Puebla, maestra en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericana por la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile, maestra en Psicología Clínica y Psicoterapia y licenciada en Trabajo Social y Psicología, ambas por la Universidad Iberoamericana Puebla. Además, cuenta con diplomados en tanatología, intervención comunitaria y salud. Actualmente es directora del Departamento de Ciencias de la Salud y su experiencia se enfoca en temas de brigadas de apoyo psicológico, procesos sociales y comunitarios, ha colaborado como voluntaria en varios proyectos sociales, vivió dos años en una comunidad indígena de San Miguel Tzinacapan en la Sierra norte de Puebla, se insertó en el proyecto de Casa de Apoyo a la mujer Ixim Antsetic en Palenque Chiapas por más de cuatro años.

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