Una alumna de la facultad de Psicología de la BUAP acusó que la institución le adeuda los apoyos que recibiría por parte de una beca que obtuvo desde 2019, cuando fue designada como asistente de la Secretaría de Investigación y Estudios de Posgrado (SIEP).
A través de redes sociales, María de Jesús Míaz Zúñiga relató que, en agosto de 2019, tuvo la oportunidad de ser becaria de su facultad, siendo asistente de la SIEP por cuatro horas al día, lapso en el que administraría archivos, aclararía dudas de alumnos respecto a la titulación, difundiría información del interés de estudiantes y docentes, así como actualizar expedientes de registro de docentes y alumnos.
Relató que, desde el principio, hubo problemas respecto a los pagos y depósitos, tanto que en algún momento llegaron a ser bimestrales cuando debían ser mensuales, e incluso en diciembre de 2019, hubo 15 días que no le pagaron.
Para los cursos de 2020, fue invitada a repetir como becaria otros dos semestres, a lo que Míaz Zúñiga accedió, pues le gustaban las actividades que realizaba, aunque debía pasar en la facultad casi todo el día.
La joven volvió a entregar sus documentos para un nuevo registro como becaria, sin embargo, relató que existe la posibilidad de que éstos no se hayan enviado al departamento estipulado, pero siguió laborando, aunque acudía cada cierto tiempo para saber cómo iban los trámites, pero “siempre le dieron largas” y afirmaban que los documentos ya habían sido enviados.
Pandemia hizo que perdiera rastro de trámites
Los hechos sucedidos al principio de 2020, con el proceso electoral de esa facultad, lo que ocasionó el paro de actividades de estudiantes y después, la pandemia de Covid-19, por lo que la joven perdió el rastro de sus trámites, aunque laboró de enero hasta marzo.
Míaz Zúñiga trató de contactar a los responsables directos para saber cómo le iban a pagar dichos meses, sin embargo, fue ignorada, al igual que su solicitud para contestar mensajes de alumnos que pedían informes de la titulación durante la pandemia, pues ya se ha mencionado que muchos estudiantes se vieron afectados.
La situación se apeoró cuando hubo cambio de administración, pues el nuevo director le dijo que el “trato” no había sido con él, por lo que lo único que le podía ofrecer para compensar los tres meses de trabajo era un paquete de libros, aunque le dijeron que rastrearían sus documentos para saber qué había sucedido.
La joven señaló que no había denunciado estos actos por temor a que le obstruyeran su titulación, pues en algún momento sintió que el hecho de expresar su apoyo y preferencia política a uno de los profesores que se habían postulado para la dirección de la facultad había influido en esta situación, así como su participación en el primer paro de estudiantes.