Como nunca antes en la historia de México los ciudadanos hemos sufrido el abandono y maltrato institucional en medio de la crisis económica más profunda que ha vivido nuestro país, y sanitaria, que ha cobrado la vida de miles de personas que pudieron tener otro destino si se hubieran implementado políticas públicas adecuadas.

Los datos duros reflejan la realidad de nuestro país: más 188 mil fallecimientos que colocan a México en el tercer lugar mundial, después de Estados Unidos y Brasil, con el mayor número de defunciones, todos ellos dueños de historias y familias que han quedado dolidas y que, en su mayoría, no recibieron apoyo del gobierno en turno y han tenido que costear por ellos mismos los saldos de su tragedia.

Otras perdidas se han visto en los empleos. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante el 2020 se acumularon 647 mil 710, entre formales y permanentes, provocando daños a las familias que se han quedado sin cubrir sus necesidades básicas e incluso de acceso a una vivienda digna, algunos han tenido que vivir en la calle con casas de campaña o en sus vehículos, según las denuncias que han realizado en diversos momentos usuarios de redes sociales.

Los empresarios también han sufrido la embestida del abandono porque más de un millón de micro, pequeñas y medianas empresas (pymes) cerraron al finalizar 2020, según las estimaciones del Inegi, a pesar de que ofrecen 9 de cada 10 empleos.

Durante esta crisis sanitaria, que de por sí afectaría la condición de vida de todos los mexicanos, no hubo una sola política pública que ayudara a reducir la muerte de miles y el contagio de millones de personas, ya que desde el principio se actuó con negligencia al permitir la entrada de vuelos internacionales y pedir desde la figura presidencial que no se dejara de viajar o de abrazarse.

Además, tampoco existieron programas emergentes para que las personas desempleadas por los cierres de compañías tuvieran acceso a un salario o alimentación digna y mucho menos los hubo para las empresas, al contrario, se les castigó con medidas fiscales mucho más rigurosas.

En este marco, el gobierno de Morena, que ha demostrado que no tiene la altura política para llevar las riendas de este país, realiza la vacunación de manera desorganizada, sin dosis para todos los mexicanos, y sus candidatos se aprovechan de la coyuntura para pedir el voto en las próximas elecciones a cambio de ser inoculados. Que estos datos no pasen desapercibidos en las urnas para ningún mexicano abandonado por quien se supone debe protegerlo.

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