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La corriente de pensamiento marxista se difundió ampliamente en México por ideólogos y políticos posrevolucionarios y obtuvo resultados, como la democracia que permitió en 2018 la alternancia política hasta el libre mercado del que gozamos.

Hoy es común comprar cualquier artículo de primera necesidad o de lujo en el momento en el que se disponga y cuando se tienen los recursos financieros, así como contar con agua potable y servicios básicos como luz, drenaje y gas.

Sin embargo, estos derechos y libertades que México permite se han vulnerado con los recientes cortes de energía eléctrica en diversos estados del país que dejaron a más de 4.7 millones de personas afectadas, que no tuvieron acceso al derecho humano al agua, incluso a la vida misma como los enfermos de Covid que necesitaban un respirador que dejó de funcionar.

La última estocada a la libertad es la Reforma Energética aprobada esta semana, sin un solo cambio, la cual busca “favorecer” y “expandir” el control estatal de la industria eléctrica del país, según puntualizó el propio Gobierno, es decir, la Iniciativa Privada fue relegada, a pesar de la necesidad natural de extracción de energéticos que difícilmente podrá cubrir el Estado.

Como siempre crítico de la liberación y ferviente nacionalista, el Presidente de México ha logrado cerrar la participación y regresarnos a un modelo centralista con el que antes se combatió.

Fue precisamente el movimiento revolucionario –que habría sido influenciado por Marx por el registro de la existencia de la traducción del Manifiesto en 1907-, el que logró la creación de instituciones que descentralizaron el poder, la democracia sindicalista, la educación socialista con las Misiones Culturales o la nacionalización de recursos naturales como el petróleo, la energía y los sistemas ferroviarios que manejaban extranjeros. Posteriormente se abrieron contratos a la iniciativa privada por la necesidad de extraer energéticos.

Estamos viviendo un proceso de centralización de la industria eléctrica que va contra la libertad de competencia, y que, en un futuro cercano tendrá efectos negativos sobre la economía familiar porque los costos de generación serán transmitidos directamente a los usuarios sin un subsidio, como consecuencia del nuevo modelo de tarifas.

Una vez afectados será más difícil tener la libertad de adquirir una u otra cosa, derecho ganado producto de un proceso de influencia marxista, es decir, socialista. Lo que hoy existe es la visible destrucción de las instituciones por causa de la doctrina política y económica que abandera Morena y a la que alguien decidió llamar socialismo del siglo XXI.

@MaritzaMena7

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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