columna-invitada

Por Rodolfo de la Cruz Meléndez

En la mixteca poblana es una tradición ancestral festejar el carnaval, de ahí surgieron las ferias pueblerinas que todos conocemos y hemos disfrutado con enorme alegría. Este 2021 la pandemia nos impide reunirnos con muchos amigos y familiares que viajaban expresamente para este evento. Las calles de Tecomatlán no se llenarán del bullicio del desfile dominical con cerca de cinco mil participantes en diferentes grupos, que proceden del estado de Puebla y otros circunvecinos. Las tardes, noches y madrugadas de la semana de feria no podrán vivir el regocijo de miles y miles de familias que gozaban de unas horas de diversión y sano esparcimiento, en medio del rudo trabajo de todos los días del año. Los visitantes totales se han calculado en más de cien mil.

Este poder de convocatoria tiene una explicación sencilla. La feria de la Unidad entre los Pueblos de Tecomatlán ha logrado conjuntar una serie de características que la distinguen. Lo primero que atrae a los visitantes populares es la gratuidad de los espectáculos que ofrecen los organizadores, quienes trabajan literalmente todo el año para reunir los cerca de 12 millones que cuesta, pues no reciben ningún tipo de apoyo oficial. También agrada la limpieza y comodidad, tanto de las instalaciones de la feria como de la población en su conjunto, igualmente juega su papel el trato comedido hospitalario y respetuoso de sus habitantes y, sobre todo, el consumo morigerado de bebidas embriagantes, que evita espectáculos bochornosos y hechos de violencia a las familias que nos visitan; consumo que vigilan y garantizan las autoridades municipales, con el concurso de todos los habitantes, quienes al unísono siempre están al pendiente de todo lo que sucede.

En cuanto a los espectáculos que se ofrecen, todos reconocen la alta calidad artística y cultural de los mismos, pues su cometido no se cumple con la simple diversión, dado que se busca la elevación espiritual del público presente. Por último, pero lo más importante: la seguridad garantizada a todos los asistentes, que corre a cargo de la policía municipal, las autoridades del municipio y la población en su conjunto. En Tecomatlán, todos garantizamos y cuidamos la seguridad de todos. Los visitantes disfrutan de una paz y tranquilidad que ya casi no se encuentra en otras partes del país.

Lograr que la feria de la Unidad entre los Pueblos adquiera y desarrolle estas características distintivas no ha sido una tarea fácil, es fruto de un duro batallar de muchos años. La clave está, de manera indiscutible, en lograr la unidad armónica entre pobladores y autoridades, para que cada uno desempeñe el papel que le corresponde en esta empresa de titanes. La autoridad, plenamente consciente de su pequeñez, aunque tenga el poder de la fuerza, le ha apostado a la educación y concientización de los habitantes y, de ese modo, ha puesto en pie al gigante todopoderoso que es el pueblo organizado. Es el pueblo quien trabaja sin descanso para recaudar fondos y vender boletos de la rifa; quien barre, limpia y remoza las instalaciones y todas sus casas, antes de la celebración. Y en la semana de la feria, todos los días barre literalmente toda la población y recoge la basura, vigila y garantiza el buen comportamiento de propios y extraños y, lo más importante responde por la seguridad colectiva. La autoridad, por su parte, respaldada por ese pueblo organizado, ha gestionado y conquistado las instalaciones necesarias y garantiza su mantenimiento. El Comité de Feria, el gran orquestador de voluntades busca apoyos dentro y fuera del país, y coordina las acciones para que todo salga bien. Unión, fraternidad y lucha es la clave.

Este año será diferente por las circunstancias sanitarias, ya se anunció la cancelación de las festividades, pues para las autoridades municipales lo más importante es preservar la vida y la salud de los habitantes. Los organizadores de esta tradicional feria, junto con la presidencia que encabeza Sara Yolanda Reyes Hernández, se han dado a la tarea de diseñar programas virtuales que nos permitan rememorar los momentos estelares que se han vivido en años anteriores.

Un vacío difícil de llenar, la feria de la Unidad entre los Pueblos renacerá con más fuerza y brillantez, una vez que venzamos entre todos esta dura prueba del coronavirus impuesta por la adversidad. Unidos saldremos adelante. Cuidémonos entre todos, porque tenemos que seguir construyendo un mejor país para todos los mexicanos.

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