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La cuna del Movimiento Antorchista Nacional: Tecomatlán, Puebla, del 15 al 21 de febrero va a realizar “La feria de todos los pueblos: Tecomatlán 2021” de manera virtual, debido a que la pandemia no nos da más opciones. Como mucha gente sabe, la feria de este municipio se ha distinguido por dos razones muy importantes: los accesos a todos los eventos de arte (bailes folclóricos, declamaciones, puestas en escena o conciertos de música de cámara), eventos gastronómicos, toros, bailes con las mejores bandas del momento, eventos deportivos, torneos de beisbol, espectáculos con los artistas afamados de la televisión, así como muchas actividades más, son gratuitos. Nadie paga por poder asistir a ellos. El pueblo asiste al evento que desee sin pagar un solo peso. En segundo lugar, se distingue porque en ella participan artistas de todo el país y acuden, como se sabe, cerca de 20 mil personas todos los días a disfrutar de los eventos programados en la cartelera. Este año, debido a la pandemia que sufre el mundo y México, no podrá ser presencial.

Pero los tecomatecos, siempre inteligentes y demostrando que nada los detiene, van a realizar la feria de manera virtual. Es decir, van a presentar vía Facebook, durante siete días, lo mejor de las ferias anteriores del municipio, con el objetivo de que todos pasemos un rato agradable. No será lo mismo, pero les aseguro que no los vamos a decepcionar. Ya habrá nuevos años para más festejos y para que, juntos, nos reunamos de nuevo en la Plaza de Toros de Tecomatlán.

El Movimiento Antorchista, a través de sus páginas de Facebook, anunciará día con día los eventos a presentar. ¡Visiten todos los días la página Feria de Tecomatlán!

Y ya que hablamos de La Atenas de la Mixteca, permítanme contarles brevemente por qué es un municipio modelo del antorchismo y cómo es que los tecomatecos han logrado el desarrollo que impacta a México y, aunque no lo crean, al mundo.

En la década de los 70, Tecomatlán era un pueblo sumido en la miseria espantosa y víctima de un cacicazgo que le impedía progresar. Los dueños del pueblo, los adinerados que se beneficiaban del trabajo de los demás, sabían que su control provenía, en mucho, de la desunión de los pobladores y de su ignorancia. En Tecomatlán sólo había una primaria, en la que daba clases don Luis Córdova Reyes y que, desde esa trinchera, impulsaba a los jóvenes a educarse y superarse. ¿Secundaria? ¿Preparatoria? ¿Universidad? Nada de eso existía. Los tecomatecos que querían continuar con sus estudios debían trasladarse a otros municipios más cercanos a la capital o, de plano, irse a otro estado.

Tras una dura y valiente lucha, en la mitad de la década de 1970, los pobladores organizados en Antorcha Campesina se alzaron con la victoria en las elecciones por la Presidencia Municipal y, a pesar de la furia de los sicarios que asesinaron a varios campesinos y líderes del antorchismo, este pequeño municipio de la mixteca poblana comenzó una etapa de progreso de la mano del Movimiento Antorchista. Los campesinos entendieron la fortaleza de un pueblo organizado y politizado. Esto fue fundamental.

Con apenas 6 mil 500 habitantes, Tecomatlán es una pequeña ciudad que ahora cuenta con una Unidad Deportiva con estadio de futbol, estadio de beisbol, cuatro canchas de basquetbol y cuatro de voleibol, pista de tartán para correr, así como un balneario con alberca olímpica, una Casa de cultura de siete niveles, una Plaza de Toros con capacidad para 10 mil espectadores, un auditorio municipal con capacidad para mil 200 personas, un Hospital Integral al que acuden a curarse habitantes de los municipios y estados cercanos gracias a su calidad en el servicio, unidades habitacionales, un imponente y hermoso arco de entrada, casi todas sus calles pavimentadas y casi el 100% de los servicios básicos cubiertos para sus habitantes. Es una población tranquila, con tasa de delincuencia cero, porque a nadie le falta trabajo para poder vivir. Todo esto, le valió, en el año 2013, ser considerada como una de las 25 mejores ciudades del mundo por el “City to City Barcelona FAD Award”, que es un concurso de talla internacional en el que se comparan las ciudades más desarrolladas de los cinco continentes.

En Tecomatlán se acabó la ignorancia, porque hay actualmente 28 escuelas de alta calidad: desde ludotecas hasta instituciones de nivel superior. De ellas, ocho son preescolares, nueve primarias, seis escuelas de nivel secundaria, tres bachilleratos y dos escuelas de nivel superior. Todo mundo puede estudiar y no hay sobresaturación en los salones, para que los jóvenes puedan desplegar todas sus capacidades académicas, científicas, artísticas y deportivas. En cada una de las nueve comunidades de Tecomatlán existen kínderes y primarias. Y en la cabecera del municipio se ubican las instituciones de mayor reconocimiento: el Elucom para los más pequeñitos y que los prepara para el Jardín de Niños “General Gabino Lozano Sánchez”, la Primaria Oficial “Miguel Hidalgo”, la Secundaria Técnica No. 16, el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario No. 110 “Luis Córdova Reyes”, la Escuela Comercial “Carmen Serdán”, la Escuela Normal con seis especialidades, y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán (ITT), que ofrece tres carreras: ingeniero en sistemas computacionales, licenciado en gestión empresarial e ingeniero agrónomo, con especialidades en zootecnia y fitotecnia. Además, a partir del nivel secundaria, el municipio ofrece la opción de “Casas del Estudiante”, que son albergues para que los jóvenes humildes de Puebla y otros estados puedan vivir mientras cursan sus estudios.

Esta oferta educativa popular ha provocado que cada año cientos de jóvenes busquen a Tecomatlán como una opción para hacer su vida académica: hijos de obreros y campesinos de varios estados del país llegan cada año a vivir y a estudiar en la ciudad modelo de Antorcha.

No satisfechos con el descomunal trabajo que implica atender a los cerca de 2 mil 300 estudiantes de todos los niveles y escuelas de Tecomatlán, y con la idea de que un mundo mejor es posible si educamos a los hijos del pueblo trabajador para que conozca sus derechos, para que desentrañe las causas profundas de su pobreza y la desigualdad social, y se convierta en un ser humano crítico y actuante en el cambio que México necesita, el Movimiento Antorchista Nacional, la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” y el H. Ayuntamiento proyectaron, lucharon y crearon la Villa Estudiantil de Tecomatlán, que es la mayor sala de estudios del país pensada para los hijos del pueblo. ¿Quién los obliga? La idea de que un pueblo educado es capaz cambiar la injusta distribución de la riqueza que tiene a México, de acuerdo con un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “entre los 20 países más ricos del mundo, pero también es considerado como parte de las 15 naciones que padecen más hambre en el globo”. El pueblo trabaja, pero no tiene para comer. Así de inhumano.

Antorcha no se ha cruzado de brazos ante una agresión tan brutal contra el pueblo. Hace tiempo que trabajamos para hacerle frente. Por eso, las escuelas antorchistas ofrecen una educación diferente a la que se imparte en muchísimas escuelas públicas. Nuestros maestros se esfuerzan para formar jóvenes que superen el sentimiento de inferioridad, metido hasta la médula por varios siglos de dominación política, social y económica. Además de buenos estudiantes, nos esforzamos por formar bailarines, actores, músicos, declamadores, oradores y deportistas, hombres que escalen las cumbres de la ciencia y de la técnica, que tanta falta le hacen al país y que, ahora, serían la esperanza de una vacuna que nos libre de la peste que está matando a miles de seres humanos. A los jóvenes les insistimos en la idea que se están educando gracias al sacrificio de campesinos y obreros que trabajan todos los días y que pagan sus impuestos, porque el dinero para pagar la educación pública no sale del bolsillo del gobierno, sino de las manos callosas del pueblo, del sudor de los campesinos y de los obreros que todos los días trabajan y sufren; así, sembramos la máxima de que todo hombre y mujer bien nacido debe regresarle al pueblo lo que le pertenece poniendo sus conocimientos al servicio de los más desprotegidos.

Inculcamos la idea de luchar por hacer realidad los derechos de la Constitución, y que los privilegiados le niegan a los humildes. Nuestros estudiantes no le tienen miedo al trabajo manual, saben hacerlo y se sienten orgullosos de ello, por eso nunca renegarán del origen humilde de sus padres. Estamos, pues, formando al hombre nuevo que nuestro país reclama en el presente. Así que hablarle con la verdad a los muchachos no tiene sólo el propósito de que su educación sea humanista y con una clara toma de partido a favor de los pobres, sino alentarlos para que participen y se decidan a organizarse con el Movimiento Antorchista, con el pueblo, para transformar de raíz a México.

Cada día se acerca irremediablemente la hora en que el pueblo ajuste cuentas pendientes con quienes lo han explotado durante siglos, la hora en que el pueblo se levante a reclamar lo que es suyo. Para hacer realidad el cambio que decimos, estamos formando ya un movimiento de masas gigante, que en unos años se transformará en un partido político para pelear democrática y pacíficamente por el poder de México para que, desde ahí, apliquemos la medicina que necesita el país y lo curemos de sus males. Y los jóvenes deben formar parte activa de este movimiento, ir a la vanguardia de la lucha social. Antorcha necesita juventud y sangre nueva que cargue la bandera de los pobres.

Estamos educando y politizando al pueblo para las futuras batallas que habrá de librar y de las que saldrá avante, siempre y cuando comprenda que la explotación del hombre por el hombre es la culpable de la pobreza de las mayorías y la insultante riqueza de unos cuantos. ¿Eso quién nos lo enseña? ¡Antorcha! ¿Y en dónde lo podemos ver de manera práctica? Entre otros municipios gobernados por Antorcha, en Tecomatlán. Apredamos de Teco y volquémonos todos, como un solo hombre, a cambiar a nuestra patria. México requiere un cambio y Antorcha, con sus hechos y su filosofía, se lo puede dar.

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