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Por Rosa María Dávila Partida

Lo que ha sucedido en la última semana con la pandemia del Covid 19 en nuestro país no deja lugar a dudas. Tenemos a 14 estados pintados de rojo, llegamos ya a los 155 mil 350 muertos y la distribución de la vacuna es un desastre, con la agravante de que se incumple la meta de vacunación del personal médico; también se informa que la pandemia se comió el fondo de emergencia y que sucumbieron al contagio López Obrador y Carlos Slim; estos hechos dibujan el caos en que hemos caído porque el gobierno está completamente rebasado por esta emergencia sanitaria. México es el tercer país con más muertes por Covid, una vez que rebasamos a la India, un país con 1,300 millones de habitantes.

El pasado 8 de diciembre de 2020, la 4T aseguró que para el 31 de enero quedarían vacunados un millón 100 mil mexicanos que forman parte del personal de salud que atiende la primera línea de batalla contra el Covid-19, pero a un día de que se cumpla este plazo apenas ha inmunizado a 662 mil 217 personas, es decir, 60 por ciento del total que había contemplado. Pero eso no es todo. De los vacunados, no todos laboran en clínicas y hospitales Covid 19, sino que se tomó en cuenta a “siervos de la nación” que integran las brigadas de vacunación y, hasta la fecha, la misma Secretaría del Bienestar desconoce cuántas dosis se han aplicado en estos servidores públicos.

Cuando el gobierno está rebasado y nos lleva aceleradamente al abismo, es decir, al aumento descontrolado de los contagios y las muertes porque el sistema hospitalario hace semanas que colapsó, es la hora de que la ciudadanía asuma que debe pasar a la acción, porque lo que no hagan los habitantes de cada localidad nadie más lo va a hacer. La vida grita que nosotros mismos debemos luchar para no enfermarnos y fallecer. Ya no es posible seguir esperando a que los gobiernos morenistas corrijan el rumbo.

En cada municipio, y en cada comunidad hay que formar comités ciudadanos que organicen y aterricen el apoyo a los enfermos para que sean atendidos correctamente, para exigir y lograr que se establezcan centros de aplicación de pruebas rápidas, que el mismo día entreguen los resultados, para detectar a los ya contagiados, aunque no presenten síntomas y, de ese modo, al confinarlos detener la cadena de contagios, sobre todo debemos organizarnos para exigir y lograr la pronta vacunación de toda la población. Se trata de salvar nuestras vidas y esto urge.

También es indispensable que nos esforcemos por conocer a detalle las causas de la tremenda tragedia que padecemos con el descontrol de la pandemia y el colapso del sistema hospitalario. Naturalmente la responsabilidad no es exclusiva del gobierno de López Obrador, aunque aporta una dosis importante, como se desprende de los hechos siguientes: primero, desmanteló el sistema de salud heredado de Peña Nieto que, con el Seguro Popular y el componente médico del programa Prospera (el seguimiento médico a madres e infantes hasta el nivel secundaria, que incluía suplementos alimentarios), lograba una cobertura muy amplia para la población vulnerable. Segundo, redujo gravemente el presupuesto a la salud y con sus medidas de austeridad presionó y logró subejercicios del orden del 65 por ciento en 2019, pues 11 mil 510 millones de ese presupuesto aprobado nunca se aplicaron (Yessenia Villegas, buzos de la noticia); “De acuerdo con los datos que mes con mes envía la Secretaría de Hacienda al Congreso, de enero a noviembre de 2020 la Secretaría de Salud gastó 12 mil millones de pesos menos de lo programado” (Pablo Hiriart, El Financiero, 18 de enero), “Y no solo la SSA incurrió en subejercicio; también el IMSS, que gastó 9,500 millones de pesos menos, y el Issste, que gastó 13,000 millones menos de lo programado. En total, los tres organismos encargados de la salud de la población dejaron de invertir 34 mil 500 millones de pesos en el año que termina” (Aquiles Córdova, El Universal, 20 de enero). Ahí están las decisiones equivocadas culpa exclusiva del gobierno de López Obrador. ¿Y para qué son esos subejercicios en salud que traen su cauda de muertes? Para los proyectos insignia de la 4T, y agrandar su guardadito para la compra de votos en junio próximo.

El otro factor decisivo en nuestra actual tragedia, es que nuestro país vive sometido al modelo capitalista neoliberal desde 1982, modelo que privilegia la concentración de la riqueza en una reducida élite de megamillonarios, dejando en el desamparo, el hambre, la ignorancia y la enfermedad a las amplias masas de la población. Modelo impulsado y sostenido por el gran capital trasnacional y el imperialismo norteamericano. De donde se deduce con férrea lógica, que no solo debemos unirnos y organizarnos para salvar nuestras vidas combatiendo el Covid 19, cuestión inaplazable en las actuales circunstancias. Necesitamos unirnos y organizarnos, todos los que vivimos del fruto de nuestro trabajo, para cambiar ese modelo económico neoliberal, por otro que tenga en el centro de sus preocupaciones la verdadera elevación del nivel de vida de las mayorías, y eso se logrará haciendo realidad los cuatro ejes del programa de lucha del Movimiento Antorchista: que el gobierno y la IP proporcionen empleo a todos los que deseen trabajar; que se eleven sustancialmente los salarios para que la familia trabajadora pueda adquirir la canasta básica; que se haga una reforma fiscal progresiva para que paguen más impuestos los que tienen más ingresos; y que el gasto público se reoriente para atender las necesidades y las privaciones de los sectores más vulnerables de la población. Para hacer realidad estos cuatro puntos necesitamos conquistar el poder político de la nación, y a ello te estamos invitando.

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