La realidad de las condiciones de la migración no se asemeja a los deseos de los migrantes.
Cuando una persona aspira a una mejor condición de vida fuera de su lugar de origen tiene dos opciones: ingresar a un país respetando las disposiciones jurídicas o buscar concretar su esperanza como pueda.
Una visión romántica que en nuestros días subsiste pero que surgió hace siglos se expresa en la idea de las tierras prometidas, esta concepción tuvo diferentes tintes algunos religiosos, otros sociales y hasta míticos.
El continente americano significó esa aspiración; sin embargo, cuando surgieron esas perspectivas no existía el factor delincuencia organizada y en concreto aquella que trafica con los migrantes, sea por tierra, mar o aire.
En nuestro país hemos tenido muchos casos que muestran la realidad de los tratantes de aspiraciones migratorias, los hay “exitosos” porque los han llevado a su destino a cambio de un pago, los hay trágicos porque culminan en desapariciones u homicidios; San Fernando es uno de esos casos.
En los hechos ocurridos el 22 de enero en Camargo, Tamaulipas, se supo que participaron al menos 12 elementos de la policía del estado por lo que se solicitó y obtuvo por parte de un juez de control las órdenes de aprehensión en su contra por la probable comisión de los delitos de: homicidio calificado, abuso de autoridad y de desempeño de funciones administrativas, así como falsedad en informes dados a una autoridad.
Asimismo, La Secretaría de Gobernación federal anunció la suspensión de ocho agentes del Instituto Nacional de Migración en Nuevo León, quienes en fechas recientes “liberaron” la camioneta Toyota en la que fueron hallados los cadáveres de algunos de los migrantes masacrados en el hoy tristemente famoso municipio norteño del país.
Estos acontecimientos nos muestran que en México el riesgo que corren los migrantes radica no sólo en los “servicios” de los traficantes de personas, sino que también sufren los embates de las autoridades de diverso tipo.
Friedrich Nietzsche expresó: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”.
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4 de febrero de 2021
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