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Por Enrique Carvajal Gomezcaña

Los niños y los jóvenes mexicanos se encuentran navegando a la deriva, en la borrasca de la pandemia, que aumenta cada día el promedio de contagios y en el número de los fallecimientos. Sin computadoras, sin televisores, sin dispositivos móviles, sin internet, en pocas palabras, sin los mínimos elementos para las clases virtuales. Por todo eso, no logran alcanzar los aprendizajes que deben cubrirse en los diferentes niveles educativos.

Según datos de la Secretaría de Educación Pública, la población escolar en “Aprende en Casa” es de 30 millones 466 mil 339 alumnos: Preescolar 4,780,787; Primaria 13,972,269; Secundaria 6,473,608; Bachillerato 5,239,675. Estos datos están sujetos a la variación que produce la deserción, calculada por la SEP en un 10 por ciento, por lo que casi tres millones y medio dejarán de estudiar. Las razones más que evidentes: la pobreza de las familias, que abarca a 90 millones de mexicanos con algún tipo de carencias básicas, que ha aumentado en número y se ha profundizado con la pandemia.

La UNESCO señala que debe ser un compromiso de los gobiernos del mundo colocar a la educación en un primer lugar de sus preocupaciones y de sus presupuestos, pues sólo así se podrá superar el rezago educativo preexistente y compensar el gran atraso que significa el no contar con clases presenciales, a causa del Covid-19.

El Banco Mundial, en voz de Mamta Murthi, vicepresidenta de Desarrollo Humano en esa institución, señala que es posible que esta generación de estudiantes no logre desarrollar plenamente sus capacidades ni su potencial para generar ingresos, por lo que los países perderán capital humano esencial para sostener el crecimiento a largo plazo. Esta generación podría perder alrededor de 10 billones de dólares a lo largo de su vida laboral, monto equivalente a casi el 10 por ciento del PIB mundial.

Además, las enormes brechas digitales -desde la conectividad hasta las habilidades digitales- y las desigualdades en la calidad del apoyo parental, así como los entornos de aprendizaje en el hogar, agravan las desigualdades en el aprendizaje. Se vislumbra también que, en los países en desarrollo, el 2021 sea un año más de pandemia, con el consiguiente deterioro en la economía, por lo que su distancia con respecto a los países ricos será aún mayor.

En México, ¿qué manejo se le da a la pandemia para evitar las repercusiones negativas en el ámbito educativo? ¿Cómo enfrenta el gobierno de la 4ªT la grave situación de la educación en el país? ¿Es Delfina Gómez el elemento indicado para resolver los problemas y graves carencias de la educación?

A estas alturas, es claro que al morenismo nunca le han preocupado los problemas torales de la nación. El presidente está preocupado por sus tres obras faraónicas; le interesa garantizar que en las próximas elecciones sean elegidos diputados y senadores que jueguen el papel de comparsas para las propuestas presidenciales, aunque éstas violen flagrantemente la Constitución; su preocupación reside en construir estadios de beis bol; se dedica a repetir frases anestésicas para promover un optimismo falso en la población, aunque se trate de mentiras abiertas. Aunque la pandemia cada día cobra más víctimas, los contagios aumenten sin control y los hospitales estén saturados, se nos quiere hacer creer que el problema está resuelto y que “comenzamos bien el año”.

La educación no está entre las prioridades del gobierno. No se proporciona Internet gratuito a los estudiantes y a los profesores, no se les dota de computadoras que permitan que las clases virtuales se impartan con mayores posibilidades de lograr los aprendizajes y, ni por asomo, se están preparando las condiciones para un posible regreso a clases.

Los estudiantes, los padres de familia, los maestros y en general a todos los trabajadores de la educación, no deben aceptar resignadamente esta realidad, no pueden aceptar que la 4ªT niegue la educación a los hijos del pueblo pobre, no deben permitir que en nuestro país se desperdicien los talentos y las capacidades de la infancia y la juventud mexicanas. Si queremos un México fuerte, capaz de producir lo que los mexicanos necesitamos, capaz de conquistar su independencia económica, debemos luchar porque la educación sea una prioridad para el gobierno, debemos organizarnos con los verdaderos representantes del pueblo tengan en sus manos ese gobierno. Para ello hay una alternativa clara, honrada y dispuesta a realizar en la práctica los anhelos de una sociedad más libre y más justa: El Movimiento Antorchista Nacional.

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