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La adversidad nos pone a prueba como sociedad y revela lo bueno y lo malo de cada uno en la individualidad.

Cuando el año pasado en México se declaró la alerta sanitaria por el coronavirus, se propuso la medida de permitir que personas de la tercera edad o con comorbilidades se fueran a casa al considerarles como sectores vulnerables.

Esto incluyó a personal médico que laboraban en aquel marzo de 2020 en hospitales del sector publico, ya fuera IMSS, Issste o Secretaría de Salud.

Médicos, enfermeras y personal administrativo quienes sobrepasaban los 60 años o de menor edad y/o que tenían alguna enfermedad que pusiera en riesgo su salud ante el Covid-19.

Nadie podía criticarlos, pues como todos, estaban en su derecho de salvaguardar su salud aunque esto agravó la situación en los hospitales debido que se redujo significativamente la fuerza del llamado “ejercito blanco” que a diario y cada vez con mayor desgaste, combatían en la primera linea al SARS-CoV-2.

¿Qué se descubrió?

Pues que estos médicos que rápidamente tramitaron sus permisos por riesgo de contagio, prestaban servicio en hospitales privados cobrando jugosos honorarios.

Quiere decir, que prefirieron dejar sus puestos en las unidades hospitalarias publicas, a donde llega el grueso de la población aunque seguían cobrando a pesar de su ausencia.

Por otro lado, los propios hospitales privados tardaron en acceder a una colaboración con el Estado a fin de atender a la población en general y no exclusivamente a pacientes que engrosaran sus ingresos corporativos.

Bajo este contexto, ahora resulta que estos médicos exigen ser vacunados y los directivos de estos hospitales privados han hecho llegar extensas listas de nombres para que sean incluidos en la estrategia de vacunación prioritaria que forma parte de la primera etapa de aplicación del biológico contra el Covid-19.

Ahora, estos médicos, enfermeras, enfermeros y personal administrativo que se ausentó en el momento más complejo de la pandemia, están regresando a sus puestos de trabajo y son los que están generando movilizaciones entre sus compañeros para que sean vacunados cuanto antes.

Y estos hospitales privados que tardaron en ampliar su cobertura hospitalaria en apoyo de la estrategia del Estado para evitar decesos, ahora quieren subirse al tren de la conveniencia.

Hay hospitales que tienen no más de 30 camas reportadas para la atención a pacientes Covid que han solicitado a la Secretaría de Salud hasta 400 dosis de la vacuna de Pfizer para el personal que supuestamente esta en la primera linea de batalla contra el virus.

Las mujeres y hombres quienes conforman el sector salud son sin duda héroes que han dado lo mejor de sí y muchas veces en condiciones poco convencionales, cargando a cuestas las malas decisiones de un gobierno ineficaz y poco empatizo con sus necesidades.

Algunos pidieron un merecido “Bono Covid” en fin del año y les fue negado, pero no han bajado la guardia y no han abandonado el barco.

Pero no faltan los que resultan oportunistas y en lo momentos difíciles les surgieron todos los pretextos para ausentarse, pero cuando ha llegado la solución, ahora resulta que son merecedores del crédito.

Mercenarios les dicen.
@AlbertoRuedaE

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Actualmente es corresponsal de W Radio y forma parte del grupo de reporteros de Televisa Puebla. Es colaborador en medios internacionales de habla hispana sobre política religiosa.