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Washington 2021, ¿México 2024?


Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, indica que las increíbles imágenes que ayer miércoles presenciamos en el edificio del Capitolio de la ciudad de Washington, DC, con la toma violenta de seguidores de Donald Trump que, azuzados por su líder, desconocieron el resultado de la elección presidencial y se apoderaban por la fuerza del Congreso de Estados Unidos, representan la confirmación de que la ola de populismo demagógico que recorre el mundo, sí representa una amenaza real para la democracia y la convivencia civilizada y que, a través del autoritarismo más violento, es capaz de poner en jaque incluso al sistema político y democrático considerado el más estable del mundo.

Porque nadie puede llamarse sorprendido con la violencia política que ayer estalló en la capital estadunidense, que por más inédita en la historia reciente de la superpotencia, estaba más que cantada y latente, al haber sido desde un principio la estrategia política del mismísimo Presidente de Estados Unidos, quien desde su fallida campaña reeleccionista había descalificado anticipadamente los resultados electorales y había anticipado las denuncias de un “fraude” con el que, decía, intentarían arrebatarle el poder. Cuando ese discurso se materializó en una negativa obstinada a reconocer la derrota y a no conceder la elección del nuevo presidente demócrata, Joe Biden, lo único que faltaba era el llamado de Trump que le diera luz verde a sus enardecidos y fanáticos seguidores —los “patriotas” como los llamó su hija Ivanka— para que salieran disparados a incendiar el seco pastizal de una sociedad hondamente dividida y polarizada.

Y ese llamado llegó ayer cuando el demagogo líder cuestionó por enésima vez el resultado que le dio el triunfo a Biden y acusó a su propio vicepresidente, con un comentario en Twitter que pareció el mensaje en clave para desatar la furia contenida de las hordas trumpistas: “Mike Pence no tuvo el valor de hacer lo que debería haberse hecho para proteger nuestro país y nuestra Constitución”, dijo Trump y apenas terminaba de tuitear cuando el caos se apoderó del Capitolio con miles de hombres y mujeres que, vestidos de negro y portando incluso banderas sureñas de la Guerra Civil, tomaron por asalto los recintos y oficinas del Senado y la Cámara de Representantes, obligando a suspender la sesión donde se certificaría al nuevo presidente y llevando la violencia autoritaria al corazón de la democracia estadunidense.

 

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Punto de quiebre histórico. Ante el fracaso del diálogo político emprendido por el todavía presidente Donald Trump, la situación se salió de control en Estados Unidos. Ayer, el Capitolio se vio obligado a cerrar sus puertas con los legisladores en el interior, luego de que se produjeron choques violentos entre partidarios de Trump y la policía. Varios manifestantes ingresaron por la fuerza al recinto, lo que obligó a retrasar el proceso constitucional para confirmar la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre pasado. Trump instó a sus seguidores a manifestarse de manera “salvaje” en Washington y así impugnar la victoria de Biden, por parte del Congreso. Algunos legisladores republicanos respaldaron los llamados del mandatario, a pesar de que no hay evidencia de fraude o de irregularidades en las elecciones. Alerta: el rojo vivo está muy cerca.

2. Cocinado. En Morelos tienen muy claro que el Partido Encuentro Solidario no sólo tendrá un papel importante en la coalición Juntos Haremos Historia, sino que será el que más aporte. Junto con Morena y Nueva Alianza, se registraron formalmente. Se espera que en los próximos comicios el PES detone en la entidad, no sólo por ser el partido del gobernador Cuauhtémoc Blanco, sino porque Jorge Argüelles, diputado federal y actual dirigente estatal del partido, se postule como edil municipal de Cuernavaca. Nadie niega que los votos del PES siempre fueron leales a la agenda de la Cuarta Transformación, y ahora, con Argüelles, se multiplica el apoyo, aunque a algunos les pese. Se trata de un personaje que aporta siempre, sin pasado oscuro. Morenistas inconformes intentan echarlo abajo, sin éxito. Es el bueno.

3. Sin rencores. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, respondió a los señalamientos del extitular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Raymundo Collins, quien sostuvo que ha habido una persecución brutal en su contra. La funcionaria indicó que le da risa lo dicho y señaló que la investigación contra Collins no tiene tintes políticos ni mucho menos es un tema personal. Aprovechó para calificar de delincuentes a los funcionarios de la pasada administración que hoy se encuentran tras las rejas o evadidos de la justicia acusados de diversos delitos en perjuicio de la hacienda pública. Nos parece perfecto que no influya el hígado en las sentencias judiciales, así como no influye el amiguismo en otras investigaciones.


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