columna-invitada

Por Adrián Salazar

Como todo mundo sabe, la situación por la que atraviesa Tabasco aún es grave. Luego de la presencia de dos fenómenos naturales y la imprudencia del gobierno de la República Mexicana, Tabasco y sus 17 municipios quedó inundado. La respuesta de las autoridades gubernamentales fue absolutamente insuficiente, comenzando por no querer reconocer el número de personas afectadas, lo que daría una referencia del daño y la gravedad del asunto. Mientras López Obrador y el gobernador, Augusto López Hernández, reconocían sólo a 100 mil afectados, las coordinaciones municipales de protección civil reportaron 623 mil damnificados. Puestas en estas perspectivas las cosas, si se analiza mal un problema, lógicamente la solución que se le dé será, con toda certeza, equivoca. Lamentablemente, este modus operandi no es novedoso en el actuar de los gobiernos morenistas.

Ante la descomunal y vergonzosa negligencia de Morena, los antorchistas de Tabasco comenzaron inmediatamente a apoyar, hasta donde sus posibilidades les permitieron. Comenzaron por auxiliar a las familias en la salida de sus hogares en Villahermosa y Macuspana; la Preparatoria de Villahermosa, la casa del estudiante y un pequeño salón de eventos de Macuspana se habilitaron como refugios para las personas afectadas, así como dos lugares más en la localidad de El Bajío en el municipio Centro, un albergue en Nacajuca y un centro de acopio en Centla; se realizaron colectas de acopio de víveres; se abrieron centros de acopio en Cárdenas, Centla, Nacajuca, Macuspana y Villahermosa, entre, entre otras acciones más.

Casi inmediatamente después, se inició con una campaña de acopio de víveres a nivel nacional, la cual fue impulsada y encabezada por el Movimiento Antorchista. En todos los estados del país se instalaron estos módulos donde la gente pudiera hacer sus donaciones, sumado a eso, en las colonias antorchistas también se realizó colecta casa por casa. En el caso de la ciudad de Puebla, el antorchismo capitalino instaló más de 30 centro de acopio y recorrió decenas de colonias.

La respuesta de la ciudadanía ha sido muy favorable, hasta el momento desde los 32 estados del país han llegado hasta el momento, al menos 210 toneladas de ayuda humanitaria, consistente en alimentos enlatados, no perecederos, agua embotellada, medicina, cobijas y ropa, artículos de higiene personal, mismas que se han colectado en 418 centros de acopio.

Para el tamaño de la desgracia esto aún es insuficiente, claro, sin dejar de reconocer el gran esfuerzo que ha hecho el pueblo pobre de México para solidarizarse y ayudar a nuestros hermanos de Tabasco que continúan, desde hace más de 70 días, en desgracia. Queda de manifiesto la sensibilidad de la clase empobrecida para despojarse un poco de lo ya de por si poco que tiene para ayudar a sus semejantes.

En cambio, quien pudiera atender este problema conforme la realidad lo exige, es el gobierno de la República en manos de Morena, quien dispone de todos los medios y recursos para hacerlo, pero carece de lo fundamental, de sensibilidad política, de empatía con el pueblo que está sufriendo, literalmente, con el agua hasta el cuello para ayudarlo; de hecho, buena parte de que esto esté sucediendo fue causado dolosamente por el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien para desfogar la presa “Peñitas”, decidió inundar a los más pobres, como el mismo lo declaro.

Estas dos posturas, diametralmente opuestas ante un problema tan sensible, demuestra las verdaderas intenciones y la compatibilidad de la visión y objetivos últimos de cada fuerza, por un lado, Morena jura en su discurso que para ellos son “primero los pobres” y en los hechos concretos, son los últimos por quienes se preocupan, en cambio, para el antorchismo, siempre ha dado muestras de congruencia política, organiza y politiza al pueblo pobre para que trabaje y luche de forma organizada para logara lo que por derecho le corresponde, como una vida digna; sin tener más obligación que su compromiso político y social, emprendió la campaña nacional de ayuda, descrita más arriba, con resultados muy favorables para los tabasqueños.

Este hecho concreto nos debiera dejar a todos, una importante lección, no dejarnos engañar por la demagogia de políticos arribistas que usan al pueblo como un peldaño más para encumbrarse en el poder y, después, arrojarlo al bote del olvido. Antorcha pugna por que el pueblo se organice y luche por conquistar el poder político para su propio beneficio, para construir una patria más justa y equitativa; si ahora logramos organizarnos para ayudar a nuestros hermanos de Tabasco, no es imposible que tomemos el timón de este país para encausarlo hacia un rumbo mejor. Como le dijo el ingenioso Don Quijote de la Mancha a su fiel escudero Sancho Panza, “dad crédito a las obras y no a las palabras”.

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