Los constantes ataques hacia la libertad de expresión y manifestación de ideas, la persecución mediática en contra de escritores, intelectuales, empresarios y políticos no son elementos nuevos en el estilo de gobierno emanado de Morena, autodenominado nuevo régimen, pues se aplicaron desde la llegada del titular del Poder Ejecutivo, en 2018.

Llegó entonces la retórica agresiva que intentó dividir al país entre “chairos” y “fifís”, “buenos” y “malos”, y la estigmatizadora que encasilló a los ricos como malos y a los pobres como virtuosos que no necesitaban tener más de un par de zapatos porque “estaban felices”, a pesar de sufrir por el desmantelamiento de las instituciones.

Dicha retórica permeó primero en redes sociales donde se libraron “batallas” por el dominio de la conversación y surgieron grupos civiles que sirvieron de contrapeso hacia el discurso emitido todos los días en las mañaneras como LaR, México Libre y FRENA -éste último movimiento encabezado por el empresario Pedro Luis Martín Bringas-, a los que se les conoció como Bloque Opositor a AMLO o BOA. Los operadores de las tendencias.

Los ataques continuaron contra los medios críticos del Gobierno como El Universal y Reforma, éste último amenazado con ser agredido con una bomba por las “difamaciones” contra el mandatario, mientras tanto, la estigmatización fue también evidenciada por la Sociedad Interamericana de Prensa como sistemática, periódica y constante.

Incluso el pasado mes de septiembre un grupo de 650 personas, entre intelectuales, científicos y escritores, publicaron un desplegado en defensa de la libertad de expresión, en el que advirtieron que el discurso de difamación y estigmatización del Presidente la colocaba “bajo asedio”.

Estos eventos orillaron a diversos sectores a organizarse para protegerse y resistir al discurso y a las “políticas públicas” que no estaban resolviendo los problemas que México enfrenta como inseguridad, desigualdad social o falta de empleo, sino por el contrario, las agravó.

La sociedad civil tiene claro que la única forma de evitar que se minen libertades fundamentales como la de expresión y de prensa, esenciales para la promoción de los derechos humanos y denunciar injusticias, es unida.

En este contexto surge Sí por México, que aglutina organismos de la sociedad civil involucradas en el proceso de “transformación” de este nuevo régimen, quien ha pedido también la unión de las fuerzas políticas opositoras para evitar que Morena se quede con la mayoría, principalmente en el Poder Legislativo. Así PRI, PAN y PRD han visualizado una alianza con el propósito de evitar que continúen los ataques a nuestras libertades.

El bipartidismo ha sido común en otras latitudes del mundo en diferentes momentos de la historia cuando las naciones han sufrido cambios radicales en los sistemas de gobierno, como en México. Los resultados el próximo año de esta alianza por México sentarán sin duda un precedente en la defensa de un país de libertades.

@MaritzaMena7

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