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Este primero de diciembre se cumplen dos años de gobierno del Presidente López Obrador y creo que bien vale la pena dedicar unos minutos a reflexionar acerca de lo que ha sido este primer tercio de la administración. Tanto en lo que se refiere a las debilidades y amenazas que ha enfrentado el proyecto de transformación impulsado por el Presidente, como en lo relativo a las fortalezas y oportunidades que presenta de cara al futuro inmediato.

Es claro que la pandemia ha sido —y sigue siendo— la principal amenaza para el proyecto de transformación en curso. El manejo de la crisis sanitaria ha tenido un alto costo en vidas y ha debilitado la imagen de México a nivel internacional, al tiempo que ha minado la credibilidad de nuestras instituciones de salud, así como gran parte de la confianza y certidumbre respecto a nuestra economía.

Sin embargo, a diferencia de otros países donde la pandemia ha impactado negativamente la aprobación y popularidad gubernamental, en México la imagen del Presidente de la República, a pesar de las adversidades y contra todo pronóstico, no solo ha salido bien librada sino que, incluso, se ha fortalecido. Prácticamente todas las encuestas serias coinciden en que entre abril y noviembre, en promedio, la aprobación presidencial pasó de estar por debajo del 50 por ciento a poco más del 60 por ciento.

No obstante, también es un hecho que ésta, que es una de las principales fortalezas de la figura presidencial, presenta límites que es necesario considerar. Las mismas encuestas muestran que la mayoría de quienes aprueban al Presidente también creen que las cosas pueden salirse de control y que, por tanto, es necesario hacer ajustes a las políticas de gobierno, particularmente a la estrategia anti Covid, así como en materia de seguridad y empleo.

El que el liderazgo del Presidente se haya fortalecido en los últimos meses constituye un hecho singular que debe ser visto, más que nada, como una gran oportunidad para avanzar hacia la Cuarta Transformación. Estoy convencido de que este inicio del segundo tercio de gobierno es el mejor momento para impulsar cuatro grandes cruzadas nacionales encabezadas por el Presidente, que nos permitan superar la emergencia y relanzar el proyecto de transformación nacional, interrumpido por la pandemia:

Pienso primero, en una gran cruzada nacional de vacunación anti Covid y por la salud de las y los mexicanos, que nos brinde esperanza y certidumbre sanitaria en el futuro inmediato; segundo, en una gran cruzada por la reactivación del crecimiento económico que sume a pequeños y medianos empresarios, emprendedores e inversionistas, y que nos permita recuperar la confianza en la economía nacional; tercero, pienso en un gran acuerdo por el bienestar y la inclusión social que nos permita abatir la pobreza y la desigualdad acentuadas por la pandemia; y cuarto, pienso en una gran cruzada por la paz y la seguridad que nos permita abatir los niveles de violencia criminal en el país en el corto plazo.

La fortaleza de la figura presidencial constituye uno de los principales activos políticos para afianzar el cambio de régimen que requiere México. Solo aprovechando hoy este capital político y social, podremos continuar la transformación de México y consolidar un régimen de libertades en el que haya orden, en el que todos podamos prosperar y en el que cada mexicana y cada mexicano pueda alcanzar la felicidad.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Extitular de la Secretaría de Gobernación de Puebla. Fue diputado federal por el Partido Encuentro Social. Licenciado en Economía, egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México. Ejerció...