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De pleitos por el control del IEE, candidatos del Panal y transas con el calzado escolar

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que como consecuencia de la rivalidad entre el consejero presidente del Instituto Electoral del Estado (IEE), Miguel Ángel García Onofre, y el secretario ejecutivo del organismo, César Huerta Méndez, se han venido dando una serie de cambios y despidos al seno del OPLE.
Los enterados aseguran que los ajustes tienen la intención de debilitar al secretario ejecutivo, después de que el presidente del IEE no pudo deshacerse de él por la oposición de cuatro consejeros: Juan Pablo Mirón, Alejandra Gutiérrez Jaramillo, José Luis Martínez López y Evangelina Mendoza Corona.

Entre el mes pasado y lo que va de octubre han salido del Instituto la encargada de la Dirección Administrativa, Angélica Morales Guerrero, quien fue sustituida por Christian Michelle Betancourt Mendívil; el encargado de la Dirección Técnica del Secretariado, José Miguel Luna Lozano, quien fue reemplazado por Juan Carlos Rodríguez López; la jefa del Departamento de Apoyo Logístico, Gieizy Ramírez Cortés; y el jefe del Departamento de Recursos Materiales, Luis Alberto Maus Bolaños, sustituido por Jorge Alberto Quintana Álvaro.

Los nuevos funcionarios del Instituto habrían sido impulsados por el presidente del IEE, quien se ve aislado y con poco respaldo de sus homólogos, ya que el único que parece apoyarlo es el consejero Jesús Arturo Baltazar Trujano, quien también viene del INE.

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¿Recuerda que hace unos días le platiqué que el empresario y ex director general del Sistema Estatal DIF, Arturo Hernández Davy, ya no sería candidato del Partido del Trabajo a la presidencia municipal de Puebla, sino posiblemente de otros partidos políticos?

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Vigente el espíritu reeleccionista, pese al descalabro

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que “Que no cunda el pánico”, se escuchó decir en la oficina principal del palacio municipal de Puebla después de que el viernes se anunciara el triunfo de Mario Delgado Carrillo en la contienda por la dirigencia nacional de Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador que, por lo que se ve, seguirá perteneciéndole.

Por supuesto, la presidenta Claudia Rivera Vivanco y su equipo de colaboradores pro reeleccionistas habrían preferido que Porfirio Muñoz Ledo ganara la contienda interna, y más aún, que Alfonso Ramírez Cuéllar no hubiese tenido que marcharse, pero en un ejercicio de autoayuda y motivación personal corrieron la voz para expandir el ánimo optimista frente al descalabro.

“Delgado contó con el apoyo del gobernador Miguel Barbosa Huerta, por lo que el poblano podría encontrarse en la antesala de convertirse en el ‘gran elector’”, expusieron en esa misma oficina principal, ubicada sobre Juan de Palafox y Mendoza, “pero también tuvo entre sus aliados al senador Ricardo Monreal, adversario silencioso del mandatario estatal, lo que podría perjudicar al mandatario”, añadieron en el palacio.

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Javier Casique quiere ser candidato a gobernador

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que algunos políticos han pecado de ingenuos o fantasiosos al suponer que el reciente resultado electoral en Hidalgo y Coahuila significa que el PRI ya renació de sus cenizas, que ya camina de regreso a tomar el poder, que dejó de ser el partido de la corrupción. Uno de los priistas que se creyó ese cuento es el diputado local Javier Casique Zárate, de quien se dice que ha empezado a compartir con sus allegados que tiene todo para ser un serio candidato del tricolor a la gubernatura de Puebla en el año 2024.

Dicen que Casique pondera que ser parte de la dirigencia nacional del PRI y protegido del exgobernador de Oaxaca José Murat Casab, además de ser compadre del exrector de la UAP Enrique Doger Guerrero, y su trabajo legislativo –que por cierto pasa totalmente desapercibido en la opinión pública– lo coloca a en la senda de ser un fuerte aspirante a la nominación del tricolor dentro de cuatro años.

Por eso, narran quienes lo han oído, que ha planteado que una vez que pase el proceso electoral de 2021, empezará a diseñar su proyecto político personal para abrirse paso a la gubernatura, pues siente que él representa una renovación generacional en el otrora partido oficial.

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Doger y Morales, su pasado los persigue

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que dos personajes saltaron a la arena política para encabezar a la oposición a la 4T en las elecciones del 2021: Enrique Doger Guerrero y Fernando Morales Martínez.

Uno, Enrique, quiere volver a ser alcalde por el PRI; y Fernando, por Movimiento Ciudadano, organizará perfiles “honestos” para todas las posiciones políticas.

Se les olvida que su pasado los persigue. Ya se les olvidó su abierto morenovallismo, a pesar de formar parte de partidos ajenos al PAN. Siempre le hicieron el juego y respondieron a sus intereses.

Su doble juego, pues.

Desde el 2015 mantienen comunicación, interlocución, complicidad, pues.

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Las siete vidas de Islas

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que en el 2016, el galismo no lo quería.

Su designación como Secretario de Desarrollo Social fue interpretada como una imposición de Rafael Moreno Valle.

Hasta el propio gobernador se sentía incómodo con el cumplimiento de ese compromiso en específico.

Sin embargo, poco a poco se fue metiendo en el ánimo de quienes se sentían miembros de una especie de “círculo de notables” de aquella breve administración y pudo al final transitar su encargo sin mayores obstáculos.

Tan fue así, que Gerardo Islas recibió el apoyo de Gali en las negociaciones para designar al gobernador interino de Puebla, después de la muerte de Martha Erika Alonso.

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Que dice mi señora que siempre sí es deuda

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que al parecer, la orfandad política le permitió a varios panistas abrir sus mentes y reconocer que los pasivos, sean PPS, APPs o cualquier otra variable; sí son deuda pública.

Tuvieron que pasar nueve años para que el Partido Acción Nacional reconociera que los Proyectos de Participación Social, con los cuales se construyeron el CIS, el Museo Barroco y las Plataformas AUDI, son una deuda que los poblanos vamos a seguir pagando durante las siguientes décadas.

Ayer la diputada Mónica Rodríguez Della Vecchia, puso nuevamente el tema sobre la mesa cuando se discutía la Ley de Presupuesto que entrará en vigor el 1 de enero de 2021. Ahí aseguró que se busca tener una deuda pública disfrazada, y lo grave para su partido, es que no se le ocurrió un mejor ejemplo, que hablar de los PPS.

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