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Dice Pedro Salmerón que el manejo faccioso del padrón de militantes por Gabriel García es una de las causas del conflicto que hoy vive el partido. La aseveración es una de las pocas con las cuales coincido con él. En efecto, hoy Morena se ha visto compelida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf) a realizar la elección de su presidente/a y secretario/a general por este medio debido al caos desatado por dicho manejo faccioso. Como lo he dicho repetidas veces, en ese manejo faccioso se encuentra el huevo de la serpiente de lo que hoy nos sucede. Si Gabriel hubiese entregado dicho padrón y la secretaría de organización en agosto de 2018, hubiésemos tenido tiempo de sobra para regularizar las anomalías que existían en el mismo y el proceso de congreso se hubiese podido realizar con normalidad en noviembre de ese año. Eso no sucedió porque en el cálculo de Gabriel y de sus cómplices, el manejo del padrón hubiese permitido el derecho de picaporte con respecto a quienes habrían podido participar en las asambleas distritales, en los congresos estatales y en el congreso nacional y quienes hubiesen estado habilitados para ser electos consejeros nacionales y por tanto integrantes del Comité Ejecutivo Nacional. Y eso hubiese implicado a su vez, tener el poder para decidir las candidaturas en 2021 a los puestos de representación popular. He aquí la esencia de la raíz del problema.

Ante el caos desatado por lo anterior, Andrés Manuel se permitió recomendar desde la presidencia del país, que para eludir esta conflictividad, se debería utilizar la encuesta abierta para elegir al menos la presidencia y la secretaría general del partido. La sugerencia suscitó una rebelión interna en los seguidores de Bertha Luján que pensaban que controlando el aparato podrían imponerla como presidenta en un viciado proceso de congreso. Sabían muy bien, como a la postre se confirmó, que en una encuesta abierta Luján tenía poco que hacer. Una vez decidida la encuesta por el Tepjf, los partidarios de Bertha Luján quisieron jugarle la vuelta imponiendo que “la encuesta debería ser abierta a la militancia del partido”. Ahora que una nueva resolución del referido tribunal ha enfatizado en la encuesta abierta, lo que hicieron fue buscar una figura que tuviera la estatura suficiente para derrotar a Yeidckol Polevnsky: ni más ni menos que el histórico Porfirio Muñoz Ledo. No les importó que Porfirio tenga 87 años y no tenga las fuerzas para enfrentar la titánica tarea de Morena en 2021. Finalmente, solamente usarán el enorme prestigio que lo hace competitivo en una encuesta.

La elección por encuesta de los principales dirigentes nacionales ha abierto la puerta a personajes que no hubiesen podido aparecer en escena si el método de elección hubiese sido otro. Se registraron 51 aspirantes para la presidencia y 54 para la secretaría general. Gibrán Ramírez y Antonio Attolini pueden participar porque han tenido cobertura mediática que los coloca con posibilidades en una encuesta. A Gibrán se le señala ser el candidato de las televisoras. Ninguno de los dos ha sido relevante en los esfuerzos de Morena desde su fundación. Y Attolini de acuerdo a lo que dice Xochitl Zagal, la secretaria de organización de Morena, ni siquiera está afiliado a Morena. Porfirio Muñoz Ledo tiene también este impedimento pues no está registrado en el padrón del INE (https://www.ine.mx/actores-politicos/partidos-politicos-nacionales/padron-afiliados/), ni en el que puede consultarse en la página https://www.morena.com/. Xochitl Zagal en su oficio del 9 de septiembre del año en curso, también asevera que ni Attolini ni Porfirio aparecen en los archivos físicos y electrónicos que obran en poder de la secretaria a su cargo. En efecto, es sabido que Muñoz Ledo nunca quiso afiliarse porque estaba trabajando para Miguel Ángel Mancera en el GDF. La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, en una muestra más de su desaseo, ha extendido obsequiosas constancias de afiliación a todos los que se las han solicitado, porque su cometido es avalar a Muñoz Ledo.

También existen dudas sobre la afiliación de Mario Delgado sobre quien además se ciernen las sombras del desprestigio del ex subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, a quien en algún momento nombró como su coordinador de campaña. Peralta ha recibido acusaciones de amenazas y contactos con el crimen organizado por parte del alcalde de Tijuana y el gobernador de Tamaulipas. Su paso por la Administración General de Aduanas también fue controversial. Todo ello se une a los inconvenientes que tiene el propio Delgado por su participación en el Pacto por México, su apoyo a la reforma educativa y al aeropuerto de Texcoco. Delgado sería una de los dos cartas de Monreal para Morena, pues la más explícita es Alejandro Rojas Díaz Durá, quien es repudiado por la mayoría de los integrantes del partido.

Entre los 35 aspirantes a sobrevivientes de la rasuradora del INE a la presidencia y los 36 a la secretaría general, existen reales militantes destacados a nivel nacional como Yeidckol Polevnsky, Citlalhi Hernández, Carol Arriaga, Donají Alba, Agustín Guerrero, Flavio Sosa, Paola Gutiérrez, René Ortíz, Oswaldo Alfaro, Norman Pearl, Emilio Ulloa. También existen dirigentes locales con auténticos liderazgos aunque no son suficientemente conocidos. Otros más que buscan poner su nombre en la encuesta solamente para posicionarse para contiendas futuras o negociar. Y algún bribón vinculado a la corrupción y las cañerías de la política local.

Inexplicablemente el INE excluyó a José Dolores “Lolo” Martínez aduciendo que no era militante, cuando el mismo INE lo refrendó en meses pasados ¡como integrante del CEN de Morena! Así las cosas, así las perspectivas.

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