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Beatriz Martínez Carreño comenzó por ser una de las funcionarias estrellas al arranque de la administración de Claudia Rivera y terminó siendo la primera funcionaria destituida acusada de corrupción.

No cabe duda que se trató de una decisión fríamente calculada de cara a la intención de reelección por parte de quien hoy despacha desde el Charlie Hall.

El cochinero ya se veía y apestaba a kilómetros de distancia.

El problema radicó desde a alternancia cuando se dio la indicación para que David Letipichia Castro no abandonara su oficina en la dirección de Desarrollo Urbano Municipal, aún cuando era sabido por toda la dependencia sobre su pasado en los gobiernos de Eduardo Rivera, Antonio Gali y Luis Banck respectivamente, todos ellos ligados a la derecha o como dijeran los que hoy gobiernan, al “neoliberalismo”.

Si el argumento era que se requería de sus conocimientos en él área, demuestra que el nuevo gobierno municipal emanado del partido más joven en Puebla hacia el 2018 (Morena) adolecía de cuadros con experiencia en la administración pública y había que acomodarse con los que “sí sabían”.

Se puede entender que no se debe cortar de tajo a aquellos que tienen el conocimiento técnico de los procesos burocráticos y más en un área tan compleja como desarrollo urbano, pero tanto como para que en dos años no lograran renovar esa dirección, raya en la complicidad manifiesta.

Y más aún cuando, sobre David Letipichia, ya existían serios señalamientos sobre una red de corrupción que él encabezaba y de la cual no tenía empacho en ocultar.

Obras con irregularidades eran el mejor pretexto para exigir tajadas millonarias a cambio de otorgar permisos, mientas que proyectos bien ejecutados, cuidando cada detalle para no verse en la necesidad de caer en chantajes, enfrentaban una realidad adversa pues la liberación de sus permisos caían en la caja de olvido y se les ignoraba hasta caer en la desesperación.

Se llegaba al exceso de negar los permisos o multar hasta por centímetros de más o de menos en una ventana.

Si la edil poblana de verdad quisiera erradicar la corrupción que se acomodó en las entrañas de este caso, tendría que cortar muchas más cabezas y no solo relacionadas con esta secretaría sino que tendría que virar a la de Gobernación, Tesorería, Contraloría y muchas otras.

El propio líder del Congreso del Estado, Gabriel Biestro admitió que la lucha contra la corrupción dentro del Ayuntamiento de Puebla fracasó.

Los mismos regidores del G-5 lo venían denunciando desde 2019, incluso en marzo ya habían hecho señalamientos contundentes al respecto.

¿Por qué se decidió actuar hasta ahora?

Erradicar la corrupción está bien, venga de donde venga y caigan quienes tengan que caer, pero entonces estaría interesante que también se actúe contra las omisiones que han permitido la escala de violencia e inseguridad en la Angelópolis y toda una red de complicidades entorno al fenómeno del ambulantaje.

Solo así se ganaría legitimidad a una lucha que inició la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco el pasado lunes y que sin duda se aplaude, pero genera algunas suspicacias.

Beatriz Martínez Carreño tendrá que convencer mediática y jurídicamente sobre su honorabilidad y todo transcurrirá en medio de un proceso electoral donde Morena tiene pocas posibilidades de recupera la alcaldía capitalina.

La compra de un inmueble no es prueba suficiente.

Se encendió la mecha.

¿En manos de quien explotará la bomba?

@AlbertoRuedaE

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.      

Actualmente es corresponsal de W Radio y forma parte del grupo de reporteros de Televisa Puebla. Es colaborador en medios internacionales de habla hispana sobre política religiosa.