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Hoy, paquete económico 2021 // Sin nueva deuda, el saldo crece

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que hoy por la tarde se conocerá el contenido del paquete económico 2021, que el Ejecutivo pone a consideración del Legislativo, propuesta que, de entrada, no considera aumentar impuestos ni contratar débito, elemento este último que ha sido insistentemente propuesto por la cúpula empresarial, con el fin, obvio es, de que ese endeudamiento se canalizara –a la vieja usanza– al rescate de los grandes corporativos. La respuesta del gobierno federal ha sido tajante: ni un peso más de deuda, aunque el saldo de esta ha crecido por efectos devaluatorios.

Sin embargo, es creciente el peso del costo financiero de la deuda y anualmente se come buena parte del Presupuesto de Egresos de la Federación. Por ejemplo, La Jornada (Israel Rodríguez) documenta que en los pasados 14 años los contribuyentes mexicanos, sólo por pago de intereses, comisiones y otros gastos de la deuda pública, han erogado5 billones 897.5 mil millones de pesos, cantidad 88 por ciento superior al monto de la deuda total del sector público, en su expresión más amplia, que en 2006 alcanzó 3 billones 135.4 mil millones de pesos. Pese a que en las finanzas públicas se destinan cada año cifras ascendentes para el pago del servicio de la deuda total (interna y externa), lejos de disminuir esos pasivos casi se han triplicado de 2006 a lo que va de 2020, revelan datos contenidos en los anexos del segundo Informe de gobierno. Y la mayor proporción de pago corresponde a intereses (alrededor de 98 por ciento de las erogaciones).

En lo que se refiere al crecimiento de la deuda pública, la medalla de oro corresponde a Felipe Calderón y la de plata a Enrique Peña Nieto, quienes indiscriminadamente aumentaron el saldo de dicho débito. En los pasados 14 años la proporción de la deuda del sector público respecto del producto interno bruto (PIB) pasó de representar 18.7 por ciento en 2006 a 53.2 por ciento al cierre de la primera mitad de 2020, es decir, un aumento de 34.5 puntos porcentuales (ídem), con todo y que en la 4-T no se ha contratado nueva deuda.

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Los enredos y extravíos de Morena

Julio Hernández López en su columna Astillero, publicada en La Jornada de San Luis, indica que al inicio del proceso electoral que llegará a junio de 2021, el partido en el poder parece a la deriva, sin encontrar siquiera la forma de renovar su dirigencia nacional con un sentido claro de autocorrección y unidad, mientras los partidos opositores al morenismo se estancan en una retórica casi burocratizada.

Morena es casi nada sin Andrés Manuel López Obrador y, en ausencia tutelar del máximo jefe, el partido teóricamente tan poderoso carece de brújula, a tal grado que en la desesperación del grupo que hoy controla su dirección (Alfonso Ramírez Cuéllar, Bertha Luján y Héctor Díaz Polanco) como presunta ficha salvadora ha aparecido de mala manera, impulsado casi oficialmente desde esa facción, el personaje que mejor representa la versatilidad ideológica, el camaleonismo operativo, Porfirio Muñoz Ledo, que ha transitado con similar pasión y compromiso en los más disímbolos y contradictorios terrenos partidistas. A su larga historia multiforme se ha añadido, también de manera extraoficial, cual si fuera una fórmula de candidatos a la presidencia y a la secretaría general, a la senadora morenista más joven y muy combativa, Citlalli Hernández, de izquierda sin mescolanza.

Por otra parte va Mario Delgado, pieza neta de Marcelo Ebrard, quien peleó hasta el final por hacerlo su sucesor en 2012, lo cual no logró. Además del canciller multiusos, a Delgado lo apoya Ricardo Monreal, quien tiene la vista puesta en ser promotor de candidaturas grupales en 2021 y, en 2024, candidato a la Presidencia de la República o a jefe de gobierno de la Ciudad de México, lo que se le conceda primero, a nombre de Morena o por fuera de ella.

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Adiós a la Conago

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, indica que surgida en 2001, cuando los gobernadores del país vieron en la debilidad del primer Presidente no priista de la historia, Vicente Fox Quesada, una oportunidad única de crear un contrapeso al presidencialismo desde los estados de la República, la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) quedó ayer lunes prácticamente desmembrada, con la declaración de 10 ejecutivos estatales que decidieron abandonarla por considerar que “ya no cumple los objetivos para los que fue creada”, y dejó de ser un espacio para la defensa de los intereses de las entidades y el federalismo.

Tras el anuncio de los gobernadores de Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato, Durango, Tamaulipas, Coahuila, Michoacán, Aguascalientes y Colima, la Conago perdería la tercera parte de sus integrantes, con lo que ya no sería una organización “nacional” y tendría que replantearse su denominación y sus objetivos.

En su reunión de ayer en la ciudad de Chihuahua, desde un salón del Palacio de Gobierno del Estado, que encabezó el Gobernador anfitrión, Javier Corral Jurado, se decidió que los 10 estados no participarán más en la Conferencia Nacional y que plantearán sus demandas y diálogo con el Ejecutivo, a través del bloque de la Alianza Federalista, con lo que se desconoce la interlocución de la Conago para representar a sus entidades federativas en los distintos temas de la relación con el Ejecutivo federal.

La decisión de los 10 estados no solo terminaría con 19 años de existencia de la Conago, sino que confirmaría la tendencia de segmentación en la República, ya sea en bloques políticos o regionales. Porque a partir de ahora estarían, de un lado, los mandatarios opositores y de las regiones norte, bajío y occidente, que conforman la mencionada Alianza Federalista, en la que hay lo mismo panistas, que un priista, un perredista, uno de MC y un independiente, todos ellos con posiciones críticas hacia el Gobierno de López Obrador; mientras que en otro grupo se ubican gobernadores del PRI alineados con el Presidente, algunos panistas que no apoyan a la alianza como Querétaro, Yucatán, Baja California Sur y Quintana Roo, además de los gobernadores de Morena.

Con Vicente Fox y Felipe Calderón, la Conago tuvo sus mejores años y funcionó como un contrapeso efectivo al enorme poder presidencial y a favor de los temas del federalismo.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Cerrazón. El 7 de septiembre de 2020 quedará escrito en páginas de oro, pues dio inicio el proceso electoral federal más grande de la historia, aunque algunos lleven meses en campaña. Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, hizo un llamado a los actores políticos para que actúen con responsabilidad ante el inicio de un proceso al que calificó como el más complejo. Pero no estuvieron todos los implicados en una democracia saludable. El Consejo General del INE realizó la ceremonia de honores a la bandera de unas elecciones que implicarán la renovación más grande del poder público. Córdova invitó a consejeras, consejeros y representantes de los partidos políticos, pero no a los medios de comunicación. ¿Será que pretenden que no se dé cobertura a las elecciones más cuestionadas de la historia?

2. Claridad. Los partidos políticos y quienes desean serlo tienen una serie de obligaciones adicionales a cualquier otra persona moral que recibe recursos. Y esto lo deben entender Margarita Zavala y Felipe Calderón. “Como árbitro preferí pecar de exigente que de laxo”, afirmó Ciro Murayama, consejero del INE, ante la polémica surgida por negar el registro a México Libre. Señaló que “cuando se trata de organizaciones que quieren recibir dinero público, que quieren postular cargos de elección popular, cuando están queriendo volverse partidos, entonces el 100% de los recursos que recibieron debieron haber sido del todo transparentes y rastreables, lamentablemente en este caso no fue así”, afirmó. Les falló la táctica de donativos a través de transferencias bancarias imposibles de rastrear.

3. Tan rápido y a cuentas. Ante las constantes irregularidades y denuncias públicas en torno a la CNDH, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, Kenia López, impulsa la comparecencia de Rosario Piedra Ibarra, a fin de que explique por qué hay víctimas que se quejan de la labor de la institución. “Esta necesidad de que Rosario Piedra acuda al Senado no es una necesidad de un partido, ni siquiera de una sola comisión. Es la necesidad de que los mexicanos conozcan qué está pasando en la institución que, lamentablemente, todas las semanas tiene algún conflicto”. Desde hace varias semanas, la CNDH ha registrado una serie de problemas internos que han salido a la luz y, para colmo, el organismo que debe velar porque no humillen a las víctimas, hace justo eso. ¿Ignorar a quien les pide ayuda es parte de sus postulados?

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