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El pasado domingo 30 de agosto en la sesión del Consejo Nacional de Morena, Bertha Luján anunció su decisión de declinar su participación en la encuesta mandatada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf). Como es sabido, dicha encuesta será realizada únicamente para elegir al Presidente/a o Secretario/a General de Morena. En un video difundido poco después de haber concluido la reunión del Consejo Nacional, Luján dio las razones de su declinación. Básicamente son dos y en este artículo expresaré mi opinión sobre ellas. Dice Bertha Luján que no participará en la referida medición “por congruencia”: porque considera que debe dedicarle tiempo completo a sus funciones como Presidenta del Consejo Nacional y fortalecer un órgano del partido que debe jugar un papel fundamental en Morena; también, porque no está de acuerdo con la intromisión del Tepjf en la vida interna del partido ni con la forma que decidió para elegir al Presidente/a y Secretario/a General.

Al revisar la trayectoria de la propia Bertha Luján y de sus seguidores he concluido que estas dos razones no son las que verdaderamente explican la dimisión. Luján no fue particularmente activa como Presidenta del Consejo Nacional, sino hasta que los tiempos políticos indicaron que llegaba la hora del recambio de la dirigencia de Morena. Fue hasta entonces que empezó a recorrer el país no para atender las tareas que le competían a su encargo, sino para hacer mítines de campaña anticipada. Su contacto con la base del partido en las distintas entidades federativas comenzó esencialmente cuando tuvo interés en ser la Presidenta del CEN. Hasta antes de ello su trabajo lo hizo fundamentalmente desde su oficina en el local del partido en las calles de Santa Anita. Tampoco advierto que haya razones de principio en su declinación. Ella y sus partidarios aceptaron con alegría la resolución del Tepjf del 26 de febrero de este año que declaró a Alfonso Ramírez Cuellar Presidente del CEN. Pueden ver ustedes las fotos en los medios donde éste último y Luján aparecen celebrando con regocijo la referida decisión. Cuando el Tepjf decidió que la encuesta abierta sería el método para definir el recambio dirigencial de Morena, Luján y sus seguidores empezaron a clamar por la soberanía del partido.

El motivo real que explica toda la conducta de ella y sus seguidores, es que supieron desde siempre que en una encuesta abierta, tal como la propuso Andrés Manuel López Obrador, Luján no ganaría. Como se dice en la jerga de la política electoral: a Bertha Luján no le alcanzaba para ganar una encuesta. Con ello pagaba los costos de su gris y capitalina presencia en la Presidencia del Consejo Nacional. Concientes de este panorama adverso, desde enero de este año, sus seguidores en el CEN de Morena empezaron a explorar un plan B e incluso trabaron contacto con Mario Delgado. También rechazaron la encuesta, luego insistieron en que fuera solamente entre militantes registrados y defendieron el uso de un padrón de militancia con serias anomalías. Sabían que solamente de esa manera podrían hacer ganar a Bertha Luján.

Con ese plan, Luján y seguidores comenzaron anticipadamente a recorrer el país, organizaron costosos eventos masivos, propiciaron adhesiones públicas de personajes que son referencia en Morena e insistieron en hacer el Congreso Ordinario con el padrón adulterado. El resultado fue el desastroso proceso de congreso que terminó con enfrentamientos violentos, asambleas suspendidas y una imagen deplorable del partido. Y también con la anulación de dicho proceso de congreso por el Tepjf el 30 de octubre de 2019. Hoy todo este accidentado recorrido ha concluido con la no aceptación del TEPJF de prolongar el mandato de Ramírez Cuéllar y fijar plazo para la realización de la encuesta abierta. También con la declinación de Bertha Luján. Sus partidarios insisten en seguir una ruta equivocada: han rechazado “tajantemente” la decisión del referido tribunal y han acordado la realización de acciones de respuesta a la misma.

Por la propia Bertha Luján sabemos que pese a su alegada posición de principio sí participarán con otros candidato/as en la encuesta. ¿Quiénes? Cualquiera menos Yeidckol Polevnsky, pese a que es previsible que un sector de seguidores de Luján termine apoyándola. Puede ser que le apuesten a alguno de los personajes mediáticos que recientemente han surgido. No sería raro que otro sector, pese a sus alegatos de pureza ideológica, termine apoyando a Mario Delgado. El mismo que apoyó al Pacto por México. El que como senador jubilosamente apoyó la “reforma educativa” de Peña Nieto, aunque después como diputado de Morena con AMLO en la presidencia, luchó por abrogarla llamándola “mal llamada reforma educativa”. El mismo que apoyó al aeropuerto de Texcoco. Como mal dicen que dijo Don Quijote: “Cosas veredes amigo Sancho, que faran fablar las piedras”.

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