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Alfonso Esparza, o el arte de rebasar por la izquierda

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que aunque algunos dan por sentado que si el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza Ortiz, es nominado a una diputación federal en las próximas elecciones, irá como abanderado de un Bloque Opositor Amplio (BOA), conformado por el PAN, el PRD y MC, valdría la pena no descartarlo por Morena.

Y menos después del encuentro que sostuvo en la Ciudad de México con el presidente interino nacional del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Alfonso Ramírez Cuellar, la tarde del martes 14 de julio.

La reunión no fue casual. Se programó, como un encuentro de acercamiento. Ni el rector Alfonso Esparza asistió a ella con el propósito de buscar una candidatura, ni Ramírez Cuéllar lo convocó para convencerlo de contender como abanderado de su partido.

Sí hablaron de política, de la situación de Puebla, del gobierno de Luis Miguel Barbosa y de las elecciones intermedias de 2021.

También es cierto que se abordó el tema de la mala relación que tiene el gobernador de Puebla con el rector de la BUAP, de las versiones que ubican a Alfonso Esparza como posible integrante del BOA poblano por su pleito con el ejecutivo estatal, y de que históricamente la máxima casa de estudios siempre ha estado más cerca de la izquierda que de la derecha.

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Exploran en el PAN que Huerta sea la candidata y Rivera sea noqueado con escándalos políticos

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que se dice que en el Comité Directivo Estatal del PAN se repite mucho una frase que define todo lo que ahí pasa: “Si no soy yo, tampoco va a ser Eduardo Rivera”.

Y es que ha crecido la idea de explorar la posibilidad de que Genoveva Huerta Villegas, la actual presidente estatal del partido, busque la candidatura a la presidencia municipal de Puebla y al mismo tiempo habría la consigna de que si no lo logra la dirigente haría todo lo posible para no permitir que el exedil Eduardo Rivera Pérez busque por tercera vez ser aspirante a alcalde de la capital.

O en todo caso, que si Rivera Pérez logra la postulación llegue totalmente debilitado a la contienda de 2021 y pierda por segunda vez consecutiva la elección de edil de la Angelópolis.

Toda esta idea parte de la alianza –no pública, pero si ampliamente conocida– entre Genoveva Huerta y el diputado federal Fernando Manzanilla Prieto, quienes tienen claro que en el hipotético escenario de que Eduardo Rivera ganara la contienda del año entrante ya no tendría ningún obstáculo para convertirse en un aspirante natural a la gubernatura de Puebla –en el año 2024– y los dos primeros, no tendrían cabida en el PAN.

Se dice que impulsada por Fernando Manzanilla, actual diputado del PES y hace algunos años operador político del morenovallismo, Genoveva Huerta habría empezado a explorar si le alcanza el número de militantes, de alianzas entre grupos, para poder pelear la candidatura a edil de la capital.

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Pagará PRI, el costo de la complicidad morenovallista

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que bien posicionado en el tercer lugar de las preferencias electorales y con el estigma de la corrupción que salpicará a todos, el PRI en Puebla juega a ser en la próxima elección el partido que incline la balanza.

Ya sin el morenovallismo como eje articulador de su futuro en la entidad, los priistas enfrentan otro problema: el Partido Verde Ecologista ya no juega con ellos, ahora está en los brazos de Morena.

Venderse al morenovallismo le trajo un alto costo al PRI poblano, pues sus principales liderazgos también están marcados por un grupo que supo darle al regreso del tricolor a Los Pinos lo suyo: moches por las mega obras.

El encontronazo que habrá entre Morena y el PAN puede abrir una línea delgada al PRI para colarse en posiciones en los ayuntamientos y el Congreso del Estado.

No habrá priista que no busque ahora sí ensuciarse los zapatos para obtener una candidatura. Unos pelearán alcaldías para quedarse con diputaciones, pero lo cierto es que el fantasma de Lozoya-Peña Nieto para permear en la campaña.

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El Covid, a la boleta 2021

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que no hay duda, el manejo de la crisis, sanitaria y económica, desatada a partir de la pandemia, tendrá evidentes repercusiones de tipo político-electoral.

La calificación ciudadana al desempeño de los distintos niveles de gobierno en estos tiempos difíciles, va a influir en la decisión de por quién votar en los procesos que se van a llevar a cabo el próximo año.

Por eso, no es casual que actores políticos, partidos, servidores públicos y demás, utilicen sus cuentas en redes sociales y los espacios con los que cuentan en medios tradicionales de comunicación, para satanizar o bien magnificar los “logros” y acciones positivas que se toman en este contexto.

Son evidentes quienes le apuestan y fomentan el peor escenario posible.

Ante la falta de un proyecto propio, serio de gobierno y sumidos en el más absoluto descrédito, padeciendo una falta muy clara de perfiles competitivos en el plano en el electoral, algunos no tienen de otra.

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Morena, ¿la misma gata, pero revolcada?

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que mientras los defensores del partido lopezobradorista insisten en que la 4T es diferente, pura e inmaculada; los detractores reconocen en Morena los mismos vicios que tanto se le criticaron a los priistas y panistas, con un componente extra: el desencanto.

Le comento esto por el reciente escándalo del partido de López Obrador en Puebla. Resulta que Mario Bracamonte, quien fungía (ya no) como delegado estatal, presentó una denuncia en contra de María Isabel Lugo Chávez, quien era hasta hace un par de meses la secretaria de Finanzas del Comité Ejecutivo Estatal de Morena.

A Isabel Lugo la acusaron de haber desviado 30 millones de pesos. Sí, como usted lo leyó, no encuentran justificación en el gasto de 30 millones de pesos, de los más de 73 millones que Morena obtuvo este año por concepto de prerrogativas.

Lugo Chávez, como político de cualquier otro partido, aseguró que tiene las manos limpias, que esperará el veredicto de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena sobre el caso y hasta reviró las acusaciones.

Aseguró que la denuncia de Mario Bracamonte era una venganza personal porque fue ella quien le notificó que su tiempo como delegado en funciones en Puebla, había terminado.

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