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Del nepotismo de algunos diputados locales en tiempos de la 4T poblana

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que una fuente harto confiable me jura que el nepotismo e influyentismo de la diputada Nora Yessica Merino Escamilla, del Partido Encuentro Social, es cosa común entre los integrantes de la LX Legislatura del Congreso del estado, como una forma de tenerlos controlados y alineados a la Cuarta Transformación de Puebla.

La fuente me asegura que son casi una decena los diputados del bloque de la coalición Juntos Haremos Historia que también han logrado acomodar en la estructura del gobierno del estado a sus parejas, hijos, hermanos, padres, sobrinos, tíos y demás parientes.

Y me da un ejemplo —con la promesa de ampliar en los próximos días esta relación de parientes— con la diputada María del Carmen Cabrera Camacho, del Partido del Trabajo.

La abogada y ex cenecista de Zacatlán también logró conseguirle chamba a su mamá Marlene Camacho Arévalo como directora del Instituto de Capacitación para el Trabajo del estado de Puebla (Icatep) de Zacatlán, y al que fuera su asistente personal en el Congreso y actual pareja sentimental Pablo Alejandro López Pacheco como director del Tecnológico de la Sierra Norte.

Uno de los operadores de este sistema de cooptación de la 4T de Puebla es Eric Cotoñeto Carmona, quien siempre saca provecho de los puestos que consigue para los legisladores del Congreso del estado. Con la pareja de la diputada María del Carmen Cabrera, Pablo López, obtuvo plazas en el Tecnológico de la Sierra Norte, pero a costa del despido de Patricia Rivera Castro, Artemio Gutiérrez, Arely Ayotitla y Rafael Hernández Martínez, quienes tenían más de 20, 15 y 7 años de laborar en la institución.

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Morenovallistas todavía pueden impedir la candidatura de Eduardo Rivera

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que aunque Eduardo Rivera Pérez aparece como el aspirante mejor posicionado para competir a nombre del PAN por la alcaldía de Puebla, todavía tiene un camino largo y muy sinuoso que recorrer para obtener la postulación y que podría perder, pues resulta que aproximadamente el 60 por ciento de la militancia panista que decidiría al próximo candidato, en su momento, fue controlada o tuvo identidad con el extinto exgobernador Rafael Moreno Valle, que siempre odió a quien ya fue edil de la Angelópolis.

Por tanto, persiste la posibilidad de que se reedite una revancha política –de los morenovallistas– en su contra y le corten las alas para competir por tercera vez por el ayuntamiento de la capital.

Sin embargo, las actuales circunstancias podrían resultar muy favorables para Rivera Pérez si las sabe aprovechar, que son los procesos de investigación que la 4T ha abierto contra los que fueron los operadores financieros más importantes del morenovallismo y que todavía podrían alimentar económicamente un movimiento contra el ex edil dentro de las filas albiazules.

Los procesos iniciados desde la Auditoría Superior del Estado y la Secretaría de la Función Pública contra el exsubsecretario de Finanzas, Eduardo Homero Tovilla Lara; contra el ex diputado federal Eukid Castañón Herrera, quien se encuentra preso en el penal de Tepexi de Rodríguez; contra dos empresas factureras que se utilizaron en las administraciones morenovallistas en los procesos de obra pública; y los procedimientos administrativos contra Xavier Albizuri Morett, exsecretario de Infraestructura y quien es parte del círculo de confianza del exgobernador José Antonio Gali Fayad, si los sabe utilizar Rivera, le podrían allanar el camino a la candidatura.

Aunque oficialmente está muerto el grupo político morenovallista, pues nadie heredó el control o el liderazgo de esa facción luego de los decesos trágicos de Rafael Moreno Valle Rosas y su esposa Martha Erika Alonso Hidalgo, quedó viva una estructura de operadores que manejaban una voluminosa fortuna que le deba un desmesurado poder a dicha corriente.

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Impresentables

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que derrotados por el morenovallismo y a punto de arrancar el proceso de transición en el 2010, los marinistas se rindieron:

“Somos los apestados; olemos a caca; nadie nos va a llorar cuando Rafael (Moreno Valle) nos persiga”, contaban.

En efecto, los marinistas fueron señalados, exhibidos y hasta el entonces secretario de Salud acabó en prisión. Llevan la etiqueta de “corruptos y preciosos”.

Los morenovallistas que taaaanto celebraron esa persecución y hasta usaron al marinismo en cada proceso electoral: “quieren que regresen los preciosos marinistas, voten por el PRI”, establecían en sus mensajes de campaña.

El problema es que tampoco se prepararon para dejar el poder. Pensaron que el grupo sería eterno, pero vino el helicopterazo. Todo acabó.

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El reto del dinero

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que focos rojos se han prendido en el centro neurálgico de la toma de decisiones del actual gobierno federal.

Los números no cuadran y lo que originalmente fue presupuestado para enfrentar los retos del segundo año de administración de la 4T, no está siquiera cerca de ser suficiente para siquiera lo más elemental.

La mal entendida política de austeridad, la que le quita lo más elemental a instancias clave en el ejercicio de gobierno, es apenas una aspirina para un enfermo grave, que muy pronto podría estar en etapa terminal.

Los recortes a dependencias públicas, tan vendidos y celebrados por el aparato propagandístico oficial, no solucionan la necesidad de recursos.

Han generado, sin embargo, una parálisis gubernamental en varias secretarías y organismos de la administración pública federal.

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El protagonismo de la 4T

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que en teoría, la Auditoría Superior del Estado (ASE) debe ser un organismo autónomo que se dedique a revisar las cuentas públicas para, en caso de encontrar mal uso del erario, dotar de pruebas y coadyuvar a que se finquen las responsabilidades correspondientes. Pero, en estos extraños tiempos de la Cuarta Transformación, pareciera que el virus del protagonismo ya llegó hasta las oficinas de Francisco Romero Serrano, el Auditor Superior.

Y le digo esto porque la idea de la “Auditoria Forense” que permite “reabrir” y volver a revisar las cuentas que ya estaban aprobadas me parece fenomenal, principalmente para sancionar los abusos que se cometieron en regímenes autoritarios como el de Rafael Moreno Valle. Sin embargo, en ese afán de hacer públicos hasta los estornudos del auditor, se olvidan de que lo verdaderamente urgente y relevante es documentar las sospechas.

Durante el morenovallismo y desde las páginas de Intolerancia Diario denunciamos, un día sí y otro también, los excesos y abusos que se cometieron para desviar millones de pesos a campañas, sobornos o fortunas personales, de ahí que no tengo la menor duda de que si se lo proponen, el auditor y la ASE, encontraran suficientes irregularidades para llevar a los funcionarios hasta al mismísimo paredón.

Nada sería más muy justo que quienes se enriquecieron a costa de los poblanos, paguen, sean multados, sancionados, inhabilitados y en su caso, puestos tras las rejas. Pero para lograrlo, sobran los tuits y los boletines. Lo que se necesita son pruebas.

Sin la presentación de los documentos que amparen el mal uso de los recursos públicos, las declaraciones mediáticas no podrán sostener juicios que realmente comprueben los desfalcos.

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