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AMLO: guantes de seda // Trump: piropo tras piropo

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que el diálogo y el respeto nunca ha sido el fuerte del gobierno estadunidense (sea republicano o demócrata, que para el caso es lo mismo) y en su ADN la buena voluntad carece de registro. Por el contrario, imposición, golpeteo y agandalle son sellos de la casa, y la historia ofrece múltiples ejemplos de cómo se las gasta (invasiones, agresiones, amenazas, bloqueos, robos, racismo y un rosario de etcéteras).

A México le tocó la desgracia de colindar con el imperio del norte (aunque cierto es que la larguísima mano gringa llega hasta el más recóndito rincón del planeta), de tal suerte que a lo largo de su historia nuestro país ha tenido que sortear todo tipo de agresiones estadunidenses, no siempre con los mejores resultados ni con los mejores gobernantes.

Ahora toca al presidente López Obrador –un gran conocedor de la historia mexicana y de la complicadísima relación bilateral con Estados Unidos– lidiar con el vecino del norte, por lo que ha manejado con pinzas y guantes de seda el viaje a Washington y su encuentro con el salvaje de la Casa Blanca.

Ayer, a la hora de los discursos, el mandatario mexicano aseguró que México y Estados Unidos “han optado por marchar juntos hacia el porvenir, privilegiar el entendimiento, afianzar lo que une y resolver las diferencias mediante el diálogo y el respeto mutuo; usted –dijo a Trump– no ha pretendido tratarnos como colonia. Por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente y nunca ha pretendido imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía” ( La Jornada).

López Obrador subrayó que decidió viajar a la capital estadunidense, porque es muy importante la puesta en marcha del tratado comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, pero también para agradecer al pueblo estadunidense, a su gobierno y a Donald Trump por ser cada vez más respetuoso con nuestros paisanos mexicanos; nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano. Pero lo que más aprecio es que usted (el salvaje de la Casa Blanca) nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía. En vez de la doctrina Monroe, ha seguido en nuestro caso el sabio consejo del ilustre y prudente George Washington, quien advertía que las naciones no deben aprovecharse del infortunio otros pueblos.

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Ofrenda: el otro Duarte

Julio Hernández López en su columna Astillero, publicada en La Jornada de San Luis, indica que Ccn una sincronía denotativa del sentido político de la ofrenda, el gobierno de Estados Unidos informó al mexicano de la detención de César Duarte Jáquez, priista que gobernó el estado de Chihuahua (de 2010 a 2016) con una cleptomanía personal que también auspició triangulación de dinero público federal hacia campañas electorales priistas, con Luis Videgaray y Manlio Fabio Beltrones como principales mencionados en la llamada Operación Safiro (así, con ese).

Largamente buscada y sustentada por la administración estatal ahora encabezada por el panista Javier Corral Jurado, explicablemente incumplida por el cómplice gobierno igualmente cleptómano del priista Enrique Peña Nieto y procesada y ahora lograda por el obradorismo y su vertiente gertziana, tanto la detención del Otro Duarte (el anterior en cartelera de nota roja política fue el veracruzano Javier Duarte de Ochoa) como el ponerlo a disposición para ser enviado a México fue informado a la Fiscalía General de la República apenas había pasado el insólito encuentro políticamente incruento, e incluso brillante en varios momentos, entre el presidente de Estados Unidos, domada la curva de la sabida impertinencia y toxicidad de este, convertido temporalmente a las reglas de la corrección política por las urgencias reeleccionistas, y el de México que, al menos en la letra grande y lo explícito, aún pendientes de conocerse tanto los nuevos acuerdos discretos como lo sucedido en la cena de los poderes empresariales, parecía haber librado con buena calificación la aduana inmediata del virus naranja.

El regalo trumpista al visitante tabasqueño va más allá del intercambio de bates de beisbol y de la veintena de averiguaciones previas iniciadas contra Duarte Jáquez (quien siendo gobernador fue acusado de adquirir, junto con su esposa y mediante 65 millones de pesos, el 15 por ciento de las acciones del banco regional Progreso).

Tal regalo enviado por la Casa Blanca le permitirá a López Obrador atenuar el talante opositor del panista Corral y le dará más elementos de amago al peñismo, en la vertiente de Videgaray, al beltronismo (en días pasados reaparecido en defensa del presidente AMLO) y a otros priistas que también estuvieron involucrados en la Operación Safiro, la cual significó no solo los 246 millones de pesos correspondientes a Chihuahua sino un monto total cercano a los 650 mdp, como la beltronista Claudia Pavlovich, gobernadora de Sonora (140 mdp) y Jorge Herrera Caldera, exgobernador de Durango (230 mdp), según investigaciones de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

Otro presente en espera de ser develado ha sido la respuesta que el lunes reciente hizo llegar el gobierno de Estados Unidos al de México en relación con el conocimiento que hubieran tenido autoridades de nuestro país en la operación denominada Rápido y Furioso, que permitió la introducción a México de más de dos mil armas de alto calibre con la intención, luego clamorosamente fallida, de rastrear su destino y detectar formas y partícipes en compraventa de tales instrumentos de muerte.

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Visita a Washington: México ganó, AMLO votó

Salvador García Soto en su columna Serpientes y Escaleras, publicada en El Universal, indica que una primera consecuencia del encuentro de ayer miércoles, el primero entre López Obrador y Donald Trump en la Casa Blanca, es que México, como País y como palabra, salió del estereotipo y el adjetivo negativo en el que se le ha encasillado en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos, para colocarse como algo positivo. El nombre de México como nación se volvió ayer un concepto codiciado y al que los dos candidatos a la Presidencia del país más poderoso del mundo, lo mismo el demócrata Joe Biden, como el republicano y oficialista Donald Trump, consideran necesario reconocer y halagar no necesariamente porque lo crean, sino porque les conviene reconocer a México como la llave para ganar el voto electoral de los chicanos o México-americanos, estimado en más de 30 millones de posibles votantes en la elección de noviembre próximo.

El que Donald Trump por primera vez en su existencia se haya mordido la lengua y haya evitado proferir adjetivos negativos y descalificaciones como los que siempre ha utilizado para referirse a México y a los mexicanos, es sin duda un logro importante, tal vez más de las circunstancias y el contexto, que de la visita del presidente López Obrador.

Y, como al final, esta primer visita se produjo en medio de una reñida y cerrada contienda por la Presidencia, la reacción del candidato demócrata, Joe Biden, no pudo ser más favorable y positiva para México y los mexicanos: “Trump lanzó su campaña en 2016 llamando violadores a los mexicanos. Él ha propagado el racismo contra nuestra comunidad latina desde entonces. Necesitamos trabajar en sociedad con México. Necesitamos restaurar la dignidad y la humanidad de nuestro sistema de inmigración. Eso es lo que haré como presidente”, dijo el abanderado del Partido Demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. El artífice. El autor del éxito que ha tenido la visita de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos tiene nombre y apellido: Marcelo Ebrard. El canciller anunció que en esta reunión se tocarán tres temas: seguridad, migración y salud. Tejido fino en todos los detalles, desde la visita del Presidente de México a los monumentos a Benito Juárez y a Abraham Lincoln hasta el detalle del intercambio de bates de beisbol entre mandatarios. No se le va una al canciller. Cuando la situación es de cuidado y se requiere tacto y mesura, siempre es la mejor carta. La sólida presencia de México en un encuentro histórico se debe en parte gracias al consejo y experiencia de Ebrard. Una gira finamente planchada hasta el momento. Si a alguien hay que ponerme una estrella es al canciller.

2. Éxito total. La visita de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos marcó la historia. Su discurso fue impecable, redondo y contundente; hizo política gracias a su memoria histórica. Extraordinario primer día de la gira del Presidente, con muy buenos mensajes y empatía con el mandatario estadunidense. Donald Trump, más correcto que nunca. Jornada redonda para López Obrador y, en consecuencia, para México. Lo resume Christopher Landau, embajador de Estados Unidos en México, testigo presencial de la política mexicana: “Los presidentes dieron excelentes discursos y firmaron un comunicado conjunto. Muchos querían ver esta relación fracasar, pero está más fuerte que nunca para el bien de ambos países”. Disentir esta vez será difícil.

3. Bienvenida. Mejor obsequio no podía tener el gobierno de México. Justo el día en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con Donald Trump, la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia de EU informó a funcionarios de la Fiscalía General de la República que el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, fue detenido en Miami, Florida, por el Servicio de los Alguaciles Federales. La orden de detención con fines de extradición fue emitida por un magistrado federal de Nuevo México, en EU. El gobierno de Chihuahua presentó ante la entonces PGR, en 2018, las carpetas de investigación y las órdenes de aprehensión con que contaba hasta ese momento en contra de Duarte, por diversos delitos. Ahora toca sostener los dichos o será liberado por falta de pruebas, inconsistencias, corrupción o torpezas.

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